Eres generoso cuando compartes, das o ayudas sin esperar nada a cambio y de forma voluntaria aunque necesites en ocasiones de un mayor esfuerzo. Solo así disfrutas de la generosidad. Y así lo demuestran las endorfinas que se liberan al ejercitar este valor que promueve, no solo el bienestar psicológico, sino el físico. Ser generoso permite ser y hacer felices a los demás. Todos ganamos siendo generosos.