¿Problemas sexuales? ¡Deja de vigilarte!

    ¿Problemas sexuales? ¡Deja de vigilarte! © Depositphotos.com/EnginKorkmaz

    Luis acude a consulta afectado por un problema que le ocurre desde hace semanas. Cuando su pareja y él intentan comenzar una relación sexual, él no consigue mantener una erección.

    Afirma que se pone cada vez más nervioso, temiendo que le vuelva a ocurrir lo mismo, y lo único en lo que piensa es en poder hacerlo.

    ¿Problemas sexuales? ¡Deja de vigilarte!

    Lo que le ocurre a Luis es que está demasiado centrado en sí mismo, ya que teme no poder mantener una relación sexual.

    Únicamente piensa en no fallar, o mejor dicho, en no volver a fallar, lo que le provoca un estado de estrés y presión incompatibles con el sexo.

    Pensamientos que bloquean las relaciones sexuales

    Una gran parte de los problemas o disfunciones sexuales más comunes se debe a la presencia de pensamientos que anulan la respuesta sexual.

    No son sólo pensamientos distractores, sino ideas que bloquean a la persona al obligarle a estar centrada más en sí misma que en la propia relación.

    ‘¿Cómo lo estoy haciendo?’, ‘¿le estará gustando?’, ‘¿estoy bien?’, etc. O en el caso de Luis, ‘¿podré tener una erección?’, ‘¿podré mantenerla?’.

    Y es más, podría llegar a producir otro tipo de pensamientos más catastróficos, del estilo ‘si me pasa otra vez será un desastre’, ‘no me puede pasar otra vez’, ‘¡tengo que hacerlo!’, etc.

    La autovigilancia como castrador mental

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    Este tipo de pensamientos es lo que se conoce como autovigilancia o rol del espectador. Son una grandísima cantidad de pensamientos que se centran en el rendimiento de la persona, en su capacidad y en sus reacciones físicas, de manera excesiva y con el objetivo de estar alerta ante un posible problema sexual.

    Pueden producirse en cualquier momento de la relación. Es muy común que, antes, la persona tenga pensamientos de aviso o alerta, de exigencia máxima, de concentración absoluta en sí misma…

    Durante la propia relación, esta autovigilancia se vuelve más potente, con las ideas de mantener una buena respuesta y “estar a la altura”.

    Pero incluso después, tanto si ha habido algún problema como si no, la persona puede autoevaluarse, exigiéndose más para la próxima vez o culpándose por no haber podido hacerlo mejor.

    Solución: cambiar la atención

    Ésta es la única solución que existe. Dejar de prestar tanta atención a uno mismo y pon toda esa atención en la relación en sí.

    Dejar de autovigilarse constantemente, de prever futuros acontecimientos que no tienen por qué ocurrir.

    Es más, el tener este tipo de pensamientos es lo que conlleva más probabilidades de problemas. Es lo que se conoce como la profecía autocumplida: pensar que vas a fallar no hace más que ponerte más nervioso, exigirte más y provocar que, finalmente, tengas más probabilidades de conseguir lo que tanto temías.

    Por tanto, céntrate en lo que ocurre realmente. En el contacto físico, en la otra persona; déjate llevar y anula todo pensamiento que intente boicotear la relación

    Vigilarte sólo te lleva a centrarte en lo pasado y en lo negativo; cada relación es una nueva oportunidad.

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    ¡Compartir es vivir!

     
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