Fantasías sexuales

    Fantasías sexuales © Depositphotos.com/Konradbak

    Como sabrás gracias al empacho de información sexual al que se somete al lector actual, el órgano sexual más importante es el cerebro y no los genitales, como se podría suponer a primera vista.

    Si nuestro cerebro no está dónde tiene que estar, la sexualidad se desnaturaliza, llegando incluso a bloquearse.

    Muchas disfunciones sexuales tienen su origen en un sinfín de conflictos mentales.

    Fantasías sexuales

    Como la leña que aviva el fuego en la hoguera, las fantasías actúan como combustible de la sexualidad en nuestro cerebro alimentando la libido, que es la energía sexual del ser humano.

    Fantasear sirve para muchas cosas: ayuda a ponerse a tono, favorece la excitación, aporta novedad a las relaciones de pareja, aparta la monotonía, sirve como impulsor del orgasmo, facilita la creatividad íntima, etc.

    De hecho, muchas personas alimentan durante todo el día alguna fantasía en su imaginación para despertar el deseo y llevarlo a la práctica con su pareja al caer la noche. “Para activarme sé lo que he de fantasear”, comentan.

    Cada persona conoce los resortes mentales que mejor le funcionan. El hombre, al igual que la mujer, fantasea, pero como su respuesta sexual suele ser más rápida que la de ella, no necesita hacerlo durante mucho tiempo.

    En realidad, bastan unos pocos minutos de fantasía para que un hombre se ponga a tono.

    Tantos tipos de fantasías como personas

    El repertorio de fantasías humanas es inabarcable. Podríamos aseverar que hay tantas historias como personas sobre la faz de la tierra. Algunas muy raras y otras tremendamente simples; cada uno creamos la nuestra añadiendo las características que nos generan morbo sexual.

    Esta gran variabilidad hace que muchos se hagan preguntas sobre sus fantasías: ¿Es normal mi fantasía? ¿La gente fantasea con cosas como las mías?

    Nos gusta saber si somos o no normales, si nos salimos de lo común.

    Pues bien; en lo que a fantasías ser refiere no hay nada que podamos denominar común. Todo es genuino y, además, todo vale.

    Eso sí: ¿Existen fantasías perjudiciales o que no deberíamos alimentar con nuestra imaginación? Acabamos de asegurar que todo vale, pero existe un matiz.

    Toda fantasía puede tener un pase siempre que no nos impida mantener una sexualidad en pareja satisfactoria.

    Si nuestra imaginación sexual cobra tal fuerza que llega a interferir en la relación de pareja, limitándonos a un sexo parafílico (si todavía no lo has hecho léete el artículo "¿Qué son las parafilias?" del Psicólogo Guillermo González-Cruz) o solitario, incapaz de acoplarse al de otra persona, entonces hemos sobrepasado el límite.

    Las fantasías como complemento sexual, no como sustituto

    Las fantasías han de ser un complemento sexual, seamos solteros o mantengamos una relación de pareja, nunca un sustituto o un refugio donde esconderse de la vida real.

    En este sentido, las personas más obsesivas tienen tendencia a verse dominadas por sus fantasías, y deberán echar mano de un profesional de la sexualidad para contener un asunto que se les puede ir de las manos.

    En el próximo artículo relacionaremos fantasías sexuales e infidelidad.

    No obstante, te dejo ya una pregunta como aperitivo: ¿Consideras que eres infiel si mientras se hace el amor con tu pareja fantaseas con otra persona?  

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