Disfruta del sexo liberándote de pensamientos distorsionados (I)

    Disfruta del sexo liberándote de pensamientos distorsionados (I) © Depositphotos.com/Eldadcarin

    Algunas de las personas que acuden a consulta psicológica por motivos sexuales cuentan que no consiguen disfrutar plenamente del sexo, y que éste acaba convirtiéndose en una problemática en lugar de causar placer.

    A medida que la relación se va deteriorando en el plano sexual, el sexo va adquiriendo más importancia subjetiva para la pareja, pudiendo ocasionar un malestar y una ansiedad constantes para ambos cada vez que se anticipa una relación sexual.

    Disfruta del sexo liberándote de pensamientos distorsionados (I)

    En esos momentos, a la pareja con problemas sexuales (aunque sean mínimos) se le viene a la cabeza una variedad de pensamientos que no son objetivos ni están correctamente justificados por hechos reales: son distorsiones de pensamiento. Estas distorsiones las cometemos todas las personas de forma cotidiana e inconsciente, tanto en el ámbito sexual como en todos los demás.

    Las distorsiones de pensamiento actúan como unas gafas que filtran la visión que tenemos de la realidad, haciéndonos sentir peor de lo que deberíamos.

    Falsos pensamientos y alternativas para eliminarlos

    En este artículo te proponemos aprender a identificar tus falsos pensamientos en el terreno sexual y descubrir alternativas para pensar de forma más realista, para así poder disfrutar libremente de tu sexualidad.

    1. Filtraje: seleccionar en forma de "visión de túnel" un solo aspecto de una situación, sin percatarte de otros que lo contradicen. Se rescata lo negativo, lo positivo se olvida.

    Ejemplo: Luis pasa el día entero con su nueva pareja. Nota que hay feeling, y lo pasan muy bien haciendo diferentes cosas juntos. Pero, a última hora, el encuentro sexual no sale tan bien como esperaba. Cuando ya no está con su pareja, se siente irritado y triste, y piensa que las cosas no van a funcionar porque no cuadran sexualmente, sin darse cuenta de que está olvidando todo el resto de aspectos agradables que han compartido ese día.

    Alternativas: desdramatizar y buscar soluciones, intentar ampliar la perspectiva y ver el panorama completo de la situación. Preguntarse: ¿Han ocurrido algunas cosas positivas, aparte de ésta que me preocupa? ¿Realmente fue tan malo? ¿Se puede hacer algo si esto vuelve a ocurrir?

    2. Pensamiento polarizado: valorar los acontecimientos de forma extrema sin tener en cuenta los aspectos intermedios. Las cosas se valoran como buenas o malas, blancas o negras, olvidando grados intermedios. Palabras claves para detectar esta distorsión son todas aquellas que extreman las valoraciones olvidando los matices ("fracasado", "cobarde", "inútil"…).

    Por ejemplo, las personas que tienen valores estereotipados y muy rígidos sobre la sexualidad, como “un hombre debe cumplir siempre en la cama y, si no, no vale para nada”.

    Alternativas: graduar la situación. Intentar contemplar que algunas veces sí, y otras no. Preguntarse: ¿Entre esos dos extremos, hay grados intermedios?

    3. Sobregeneralización: sacar una conclusión general de un solo hecho particular sin base suficiente. Palabras clave que indican que una persona está sobregeneralizando son: “todo”, “nadie”, “nunca”, “siempre”, “ninguno”.

    Ejemplo: Ester piensa que ya ningún hombre va a quererla ni desearla nunca, porque su anterior relación fracasó debido a problemas sexuales.

    Alternativas: concretar y buscar pruebas concretas que confirmen ese pensamiento tan general. Preguntarse:  ¿Cuántas veces ha ocurrido realmente? ¿Qué pruebas tengo para sacar esa conclusión? ¿Hay argumentos en contra de lo que estoy pensando?

    4. Interpretación del pensamiento: tendencia a interpretar sin base alguna los sentimientos e intenciones de los demás. A veces, esas interpretaciones se basan en un mecanismo proyectivo, que consiste en asignar a los demás los propios sentimientos y motivaciones, como si los demás fueran similares a uno mismo.

    Ejemplo: César nota que últimamente su pareja no se encuentra muy activa sexualmente, parece que le mira de una forma diferente, e interpreta que es porque ya no le atrae igual que al principio, dando por hecho que la relación está decayendo.

    Alternativas: contemplar otras posibles interpretaciones igual de probables. O, preferiblemente, dejar de hacer suposiciones y buscar pruebas. En el caso de César, lo más adecuado sería preguntarle directamente a su pareja en lugar de cavilar e imaginarse cosas. Preguntarse: ¿Qué pruebas tengo para suponer eso? ¿Puedo hacer algo para comprobar si esa suposición es real?

    5. Visión catastrófica: adelantar acontecimientos preocupantes y negativos, sufriendo un gran malestar por anticipar lo malo que nos espera. De un amplio abanico de posibilidades futuras, la visión catastrófica consiste en elegir la peor de todas ellas y dar por hecho que es ésa la que va a ocurrir. ¡Cuidado! A veces vamos tan predisupuestos a lo peor, que sin darnos cuenta nosotros mismos conducimos la situación en nuestra contra, cumpliéndose la predicción negativa.

    Ejemplo: Mario piensa que no va a ser capaz de aguantar la erección hasta el final de la relación sexual, por lo que su pareja va a sentirse muy molesta y disgustada con él.

    Alternativas: dejar de anticipar, centrarse en el presente y valorar posibilidades. Preguntarse: ¿Qué probabilidades hay, objetivamente, de que suceda lo que temo? ¿Qué ocurrió otras veces cuando me esperaba lo peor?

    6. Personalización: relacionar, sin base suficiente, los hechos del entorno con uno mismo. Un tipo de personalización consiste en el hábito de compararse con otras personas de manera frecuente. Palabras clave para detectar esta distorsión son: "Lo dice por mí", "Hago esto mejor (o peor) que el otro".

    Ejemplo: Gloria compara sus relaciones sexuales con lo que cuenta su amiga Celia, que dice que disfruta mucho. Cuando Celia hace un comentario sobre lo bien que le va con su novio, Gloria cree que, indirectamente, le está diciendo a ella que es una sosa en la cama.

    Alternativas: una vez más, buscar confirmación a nuestras imaginaciones, hablando claro y preguntando en lugar de fantasear. También es útil preguntarse: ¿Compararme con los demás cuando salgo perdiendo me ayuda en algo o sólo me perjudica y me hace sentir mal? ¿Tener menos de algo que otra persona me convierte en menos persona, o en una persona con menos de eso en concreto? ¿Qué necesito queahora me falta? ¿Puedo conseguirlo?

    7. Falacia de control: percibir de manera alterada el grado de control sobre determinado acontecimiento. La persona puede sentirse responsable de todo lo que ocurre a su alrededor, o bien, en el otro extremo, se ve impotente y sin ningún control sobre los acontecimientos de su vida, no siendo realista ninguno de los dos casos.

    Ejemplo: José piensa que reavivar la chispa sexual de la relación es su responsabilidad y depende tan sólo de él, y cree que lo conseguirá. Por otro lado, Fran piensa que no puede hacer nada por volver a despertar el deseo de su relación; las cosas seguirán su curso solas, el tiempo dirá…

    Bien; ninguno de los dos está siendo realista: José se está atribuyendo a sí mismo todo el peso del cambio, sin contar con variables que no dependen de él (como su pareja o la situación), por lo que podría frustrarse si no alcanza sus objetivos; mientras, Fran está dejando en manos de nadie un asunto sobre el que podría ejercer cierto grado de control si intenta un cambio.

    Alternativas: preguntarse: ¿Hasta qué punto depende de mí? ¿Qué variables están influyendo en esta situación? ¿Qué puedo hacer yo para controlar la situación?

    Esto acaba aquí… ¡pero sólo por ahora! Si te has sentido identificado o te ha picado la curiosidad, en un próximo artículo continuaremos tratando más pensamientos distorsionados aplicados al ámbito sexual. Identificarlos es el primer paso para poder deshacerte de ellos, sustituyéndolos por otros pensamientos nuevos más realistas, sanos y positivos para ti.

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