Obesidad infantil, una realidad creciente
¿En qué consiste la obesidad infantil?
En general, un niño no se considera obeso hasta que su peso está por encima del 10% recomendado para su altura y edad. La obesidad infantil suele aparecer sobre los cinco o seis años o puede desarrollarse en la adolescencia.
Es un tema del que hemos de ser conscientes, dado que se estima que actualmente existen más de 43 millones de niños con sobrepeso a nivel mundial, un número mayor de los niños que padecen hambre en los países en vías de desarrollo.
La obesidad infantil es especialmente preocupante porque se estima que, si un niño es obeso, tiene un 80% de posibilidades de seguir siéndolo de adulto.
Por tanto, también tiene mayor riesgo de desarrollar enfermedades limitadas a los adultos como son la diabetes, el colesterol elevado, la presión arterial alta y enfermedades cardiovasculares.
¿Por qué se produce la obesidad infantil?
En la mayoría de los casos el aumento de peso es debido a una mala alimentación donde predominan los dulces, las comidas ricas en grasas y los precocinados. La falta de actividad física en la infancia también es una causa frecuente.
Se tiene que tener en cuenta que los factores genéticos tienen un peso elevado: por ejemplo, si un padre es obeso el niño tiene un 50% de probabilidades de serlo, y si los dos progenitores son obesos el niño tiene más de un 80% de posibilidades de serlo también.
Existen también trastornos médicos que pueden causar la obesidad como trastornos endocrinos o toma de determinados medicamentos, pero estos últimos representan sólo un 1% de las causas.
No hay que olvidar que problemas emocionales como la depresión o situaciones estresantes pueden estar relacionadas con un aumento de peso en la infancia.
¿Qué riesgos conlleva la obesidad infantil?
Como he comentado anteriormente, la obesidad infantil conlleva graves riesgos físicos que se pueden extender a la vida adulta.
Aparte de los riesgos cardiovasculares y del desarrollo de diabetes, el niño puede experimentar problemas respiratorios y complicaciones para dormir.
Además, la obesidad infantil y juvenil está asociada a un mayor riesgo de problemas emocionales como depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo y trastornos relacionados con la alimentación.
A esto hay que sumarle la baja autoestima y el bajo rendimiento escolar al gozar, normalmente, de menos popularidad entre sus compañeros. La obesidad infantil se puede convertir en un problema para toda la vida.
Recuerda que la infancia es una etapa de vulnerabilidad no sólo emocional, sino también nutricional: de ahí la importancia de inculcar hábitos saludables a nuestros hijos y, si es necesario, introducir la ayuda de un plan multidisciplinar (nutrición, actividad física, psicología y apoyo familiar).
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Fuentes bibliográficas :
-Sobrepeso y Obesidad infantil. Jordina Casademunt.Océano Editorial.2005