¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir dependencia?

    ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir dependencia? © Depositphotos.com/OtnaYdur

    ¿Qué es realmente amar a una persona? ¿Sabemos en qué consiste? Quizás te sorprenda saber que, en la mayoría de casos, el amor está unido a la necesidad afectiva, a la temida dependencia emocional.

    Por qué lo llaman amor cuando quieren decir dependencia

    En realidad, el amor verdadero y la dependencia emocional son  antitéticos: cuánto más hay de lo uno, menos hay de lo otro. Sin embargo, las relaciones más habituales en el ser humano -de lo cual son fiel reflejo el cine y las series de televisión- no son de amor maduro, sino de dependencia.

    Los culebrones son el ejemplo más grotesco de esta realidad que nos transmite de generación en generación mentiras sobre el amor.

    La variable diferencial es precisamente que los que se aman de verdad no se necesitan en ningún ámbito: se unen desde la libertad y la autonomía.

    Se trata de personas capaces de estar bien solas, por lo que no incluyen la variable de la dependencia en la relación. Existe un compromiso entre ellos, pero se sienten libres de poner punto y final si lo consideran necesario.

    Ahora bien, esta realidad está reservada para unos pocos seres humanos maduros y hechos a sí mismos, en definitiva para gente que ha sabido crecer interiormente durante su vida y que son precisamente quienes mejores vínculos de pareja establecen.

    Y es que son las parejas que se aman sin dependencia emocional las que más y en mejores condiciones perduran.

    ¿Es malo amar y depender?

    Para el común de los mortales no es tan sencillo amar sin depender. ¿Quién se plantea perder su pareja y no siente ciertos temores? Casi nadie.

    Eso es precisamente porque la inmensa mayoría de las personas no hemos aprendido a estar del todo bien a solas. De acuerdo, es una realidad. No somos menos que los que sí saben estar solos; ya llegaremos.

    Mientras tanto hemos de quedarnos con lo de siempre: el veneno está en la dosis. Podemos asumir que nos relacionamos bañados en un cóctel con cierta cantidad de amor y de dependencia al mismo tiempo, pero sin pasarnos.

    En los casos extremos, aquellas relaciones en las que predomina dramáticamente la dependencia al amor suelen ser vínculos convulsos de estilo dominante-sumiso, donde cada uno juega uno de estos roles.

    Cuanta más dependencia hay, mayor sufrimiento se produce. Es precisamente en estos casos en los que se abre la puerta al maltrato psicológico y/o físico.

    ¿Los celos son dependencia?

    En efecto. Dentro del esquema de relación con dependencia se suele acoplar un sentimiento de propiedad sobre la pareja.

    Es “nuestra” pareja, como nuestra casa y nuestro coche, así que cuanta más dependencia haya, mayor sentimiento de propiedad y mayor presencia de los celos.

    Si el otro tiene nuestro mismo nivel de madurez personal es probable que soporte ese clima de dependencia y podamos seguir así durante años, viviendo en una constante montaña rusa de idas y venidas, broncas y reconciliaciones.

    Pero si nuestra pareja madura y nosotros no, tarde o temprano se saturará y nos abandonará diciendo: “que te aguante otro”.

    Así que si quieres que tu relación perdure debes aprender a detectar y a superar los síntomas de la dependencia, a saber, el rol dominancia-sumisión y los celos.

    Sólo así, madurando juntos, lograréis amar sin más y aseguraros una relación duradera y satisfactoria en la que ambos estéis juntos porque queréis, no porque dependéis. 

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