Cómo ser voluntario puede ayudarte a encontrar empleo
El voluntariado consiste en la realización de acciones desinteresadas destinadas a producir beneficios en la sociedad. Cuando se dice que son acciones desinteresadas, se entiende que es un tipo de trabajo no remunerado.
¿Por qué una persona decide emplear su tiempo y su esfuerzo en unas tareas no remuneradas? Porque la motivación para realizar estas labores no es económica. Las personas empiezan a ser voluntarias por otras razones como sentirse bien con ellas mismas, altruismo, reconocimiento de su labor por terceras personas, etc.
El principal motivo para ser voluntario suele ser el placer de saber que se está haciendo algo bueno por los demás: acompañar a personas mayores, jugar con niños enfermos en hospitales, cocinar en comedores sociales, asesorar a personas en situaciones de exclusión social, recoger fondos para la investigación de algunas enfermedades, cuidar el medio ambiente, proteger animales…
Ser voluntario supone prestar servicios que ayudan a otros, ya sea de manera directa o indirecta. Y ayudar a los demás nos hace sentirnos bien con nosotros mismos.
Pero hay más. Independientemente de la motivación altruista, las tareas de voluntariado están relacionadas con la adquisición de experiencia para el mercado laboral. Ser voluntario permite mejorar habilidades y capacidades, desarrollar competencias, adquirir experiencia, etc.
¿Por qué ser voluntario mejora el perfil profesional?
Especialmente en el caso de las personas con poca (o ninguna) experiencia o los recién titulados, ser voluntario puede marcar la diferencia.
Actualmente, muchas empresas gestionan sus recursos humanos basándose en las competencias. Es decir, a la hora de seleccionar un candidato para un puesto de trabajo, buscan que los aspirantes posean determinadas competencias.
El voluntariado es una forma de adquirir y/o desarrollar competencias de cara al mercado laboral. Las competencias son el conjunto de comportamientos observables que están relacionados con un desempeño bueno o excelente en un trabajo concreto (por ejemplo: iniciativa, habilidades de comunicación, capacidad de resolución de problemas, autonomía, flexibilidad, orientación al cliente, etc.).
Además, realizar labores de voluntariado demuestra que la persona posee ciertas actitudes, tiene determinación y ganas de trabajar, posee iniciativa, está comprometida y, además, ha adquirido algo de experiencia laboral.
La formación del voluntario
Las organizaciones no gubernamentales (ONG) ofrecen formación a los voluntarios para que éstos puedan desempeñar correctamente sus funciones.
Existen tres niveles de formación:
- Formación básica o inicial: consiste en presentar la organización y los proyectos que realiza.
- Formación especializada: se centra en el área de trabajo en el que van a participar los voluntarios.
- Formación de reciclaje: a lo largo de todo el voluntariado, las personas reciben formación continua para actualizar sus conocimientos, aprender de sus propias experiencias e, incluso, enseñar a los demás.
En resumen, ser voluntario debe ser una decisión propia y desinteresada cuyo fin sea aportar un beneficio a la sociedad. Esto no significa que el voluntariado no ofrezca otras oportunidades.
Los jóvenes reciben con demasiada frecuencia el mensaje de “no encontrarás empleo porque no tienes experiencia”. Ser voluntario puede ser una vía para romper ese círculo vicioso (“no encuentro trabajo porque no tengo experiencia y no tengo experiencia porque no encuentro trabajo”).
Y recuerda: La acción más pequeña es mejor que la intención más grande.
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