Mi jefe menosprecia mi trabajo, ¿qué hago?
Quizás en alguna ocasión hayas sentido cómo tu jefe o responsable ha menospreciado tu trabajo, te ha infravalorado o, incluso, te ha criticado sin motivos.
Cuando un jefe evalúa el trabajo del personal que tiene a su cargo de manera injusta puede provocar en los trabajadores desmotivación, sentimientos de ineficacia, ira, frustración, etc.
Recibir críticas siempre es complicado. Si, además, éstas son injustas y arbitrarias, pueden influir en la autoestima, reduciéndose también el rendimiento laboral.
Esta situación puede desembocar en un círculo vicioso: si, haga lo que haga, mi jefe me menosprecia, puede que no sea la persona idónea para este puesto y que “no sirva para esto”.
Y si no soy lo suficientemente bueno, ¿para qué esforzarme? ¿Cómo mejorar y cambiar la situación?
¿Y si tiene razón? La auto-evaluación
Para evitar entrar en esta dinámica, es muy importante identificar los comentarios de menosprecio hacia tu trabajo.
Cuando tienes claro qué es lo que tu jefe dice sobre tu desempeño, es el momento de valorar si está o no en lo cierto y analizar tu propio rendimiento.
Evaluar tu trabajo con objetividad es imprescindible para saber si tu jefe tiene razón, total o parcialmente, o si, por el contrario, sus críticas son abusivas y arbitrarias.
Te aconsejo que tengas un registro de las actividades y proyectos en los que participas. Tener claro a qué dedicas tu tiempo y cuáles son los resultados objetivos de tu esfuerzo te ayudará a rebatir evaluaciones injustas.
Ni nunca, ni siempre
Cuando recibas un comentario negativo, evalúa si se trata de una generalización. Frases como “¡Siempre llegas tarde!” o “nunca haces nada bien” generalizan un comportamiento puntual.
Ante estos comentarios, debes pedir una explicación objetiva: “¿Qué días he llegado tarde?”, o “¿qué tareas he realizado mal y por qué? Me gustaría poder mejorar en mi trabajo”.
Pedir aclaraciones puede desactivar la tendencia a generalizar.
Las reglas del juego
No es justo que critiquen tu trabajo o menosprecien tus resultados si las reglas del juego no están claras.
Saber qué indicadores utilizarán tus superiores para medir y evaluar tu rendimiento es clave.
En muchas empresas, estos criterios están definidos (por ejemplo, debes realizar X ventas a la semana).
Sin embargo, en otras organizaciones no está claro qué se espera de sus trabajadores. ¿No es injusto, entonces, decirles que no están “cumpliendo las expectativas”?
Ser jefe no es fácil. Hay que tener una serie de cualidades como capacidad de liderazgo, habilidades de comunicación, capacidad para gestionar equipos y un largo etcétera.
Si tienes la desdicha de tener un superior que no reúne las cualidades necesarias, intenta pedirle, al menos, que sea lo más objetivo y conciso posible: qué es lo que esperas de mí y qué es, exactamente, lo que hago bien y lo que tengo que mejorar.
No permitas que frenen tu crecimiento profesional. Evita discusiones acaloradas o explosiones de emotividad. Busca soluciones. Propón alternativas. Dialoga. Pero no aceptes evaluaciones injustificadas.