¿Cuál es el ejercicio físico antidepresivo?
Así lo demuestran varios estudios, como el publicado por el departamento de Psiquiatría de la Universidad de Texas en la revista Journal of Clinical Psychiatry, que relaciona el ejercicio y la salud mental.
En él se afirma que el ejercicio puede ser “tan eficaz como un segundo medicamento para casi la mitad de los pacientes con depresión”.
Con esto, claro, hay que ir un poco más lejos. Es importante saber que no es cierta la afirmación (o como mínimo se queda escasa y pobre) “hacer deporte o ejercicio físico reduce la depresión”.
Esto es más complejo de lo que parece: hacer ejercicio para mejorar la salud mental requiere un mayor control y seguimiento del que ya tiene cualquier programa de actividad física.
Cómo debe ser un programa de actividad física antidepresivo
Por ello, te traigo las características más importantes que debe tener un programa de actividad física antidepresivo (Berger, 1986) para que evites caer en graves contraindicaciones:
- Debes realizar una actividad agradable y adecuada a tu personalidad
Una misma actividad puede ser placentera para unos y estresante para otros. Unos disfrutarán nadando y otros abandonarán al segundo día si tragan agua fácilmente mientras realizan unos metros determinados.
En cuanto al tipo de actividad, las recomendaciones generales apuestan por una actividad aeróbica (andar, correr, montar en bicicleta, circuitos de fuerza…), dejando de lado actividades anaeróbicas (alta intensidad y corta duración), como realizar pesas a alta intensidad o practicar los 100 metros lisos.
- Evita la competitividad
Te recomiendo una actividad física en la que te encuentres a ti mismo y en la que seas tu único competidor.
Sin olvidar que los objetivos deben ser siempre realistas, alcanzables y a corto plazo. Esto te mantendrá motivado.
- Realiza una actividad previsible
Es decir, de poco esfuerzo mental. Esta característica se debe adaptar al carácter de cada practicante.
Algunos necesitáis una actividad monótona que centre vuestra atención en vuestros pensamientos con cierta tranquilidad (nadar, por ejemplo), pero otros necesitáis una actividad imprevisible (como jugar al tenis) para mantener vuestra atención ocupada y conseguir, así, alejaros de vuestros pensamientos rutinarios.
Mi recomendación es que realices una actividad tranquila que te ayude a relajarte, estado privilegiado difícil de encontrar en esta sociedad estresante en la que vivimos.
- Por último, controla la progresión hacia la gloria
El objetivo final es convertir la actividad en una rutina más en tu vida. Para ello es necesario controlar la progresión (frecuencia, duración e intensidad) que realizarás para convertirte en todo un deportista. Inicia tus entrenamientos con una duración de entre veinte y treinta minutos, dos o tres veces a la semana.
A medida que te vayas encontrando cómodo con los entrenamientos, aumenta su duración paulatinamente hasta llegar a los sesenta minutos de sesión tres o cuatro veces a la semana a una intensidad moderada.
Teniendo en cuenta que el objetivo no son las Olimpiadas, estarás en la duración e intensidad idóneas para encontrar todos los beneficios psicofísicos que te pueden aportar tus entrenamientos.
Espero que en un futuro no muy lejano la actividad física forme parte de tu vida y la depresión se haya ido para siempre. ¡Ánimo!
Bibliografía:
Berger, B. G. (1986). “Stress reduction following swimming”. En: Morgan, W.P. y Goldston, S.E. (Eds). Exercise and Mental Health. Washingotn, DC: Hemisphere. pp.139-143.
Martinsen, E.W. (1987). “Exercise and medication in the psychiatric patient.” En: Morgan, W.P. y Goldston, S.E. (Eds) Exercise and Mental Health, Washington, DC: Hemisphere. pp. 88-95.
www.elmundo.es/elmundosalud/2011/08/24/neurociencia/1314188410.html