Establece normas adecuadas en casa
La desobediencia es la queja número uno de los padres que vienen a consulta por problemas con sus hijos, en busca de ayuda y soluciones.
Como vimos en Conflictivo y desobediente, afrontando a tu hijo, junto con la generación de conflictos, el incumplimiento de normas es lo que más trae de cabeza a familias enteras, pues acaba por influir en todos los ámbitos de la vida del niño (relaciones sociales, estudios, etc.).
Los padres son quienes imponen esas normas, pero muchas veces el planteamiento no es el adecuado. ¿Cómo establecer normas apropiadas?
Siete pautas para instaurar normas correctamente
1.- Para empezar, las normas deben ser concretas, que indiquen el comportamiento que se desea del niño, y tenga así claro lo que se espera de él.
En vez de, por ejemplo, decirle “pórtate bien que ya eres mayorcito”, lo ideal sería especificar la conducta: “no grites ni pegues a tus compañeros”.
2.- Muchas veces se pide a los niños que hagan cosas que no cumplen con la realidad. Si, por ejemplo, tu hijo ha suspendido diez asignaturas esta evaluación, no le exijas aprobarlas todas en la siguiente.
Obviamente es lo que desearías, pero es muy complicado y prácticamente imposible que lo consiga. Además, si le pides algo tan “utópico”, es posible que piense que ni tú mismo te lo crees.
Que sea capaz de cumplir lo que le ordenas.
3.- Y que sean justas. En ocasiones se les pide que cumplan con ciertas cosas que van más allá de la autoridad que ejerces como padre y que tienen más que ver con deseos tuyos: “quiero que entres en la Universidad y estudies Medicina”, o “quiero que trabajes conmigo en mi empresa”.
A veces se confunden las normas objetivas con los deseos propios, con lo que tu hijo no te escuchará y es probable que no te tome en serio.
4.- Tampoco es muy útil pedirle que haga mil cosas a la vez: “recoge la ropa y métela en el armario, tira la sucia a lavar, ordena tu habitación y luego ponte a estudiar, y después te duchas, te secas bien el pelo y te pones el pijama”.
Es muy probable que así sólo consigas que no te haga caso, por lo que plantéale cada objetivo según pueda cumplirlo en el momento.
5.- Del mismo modo, no repitas la misma norma una y otra vez: “Estoy harto de decirte que recojas tu cuarto, ¿cuántas veces más tengo que hacerlo?”.
Seguramente muchas más, porque cuando una norma se repite una y otra vez, al final su importancia se agota, y el niño va a necesitar muchas más la próxima vez.
Dile la norma claramente y, si no la cumple, plantéala de otra forma con consecuencias más molestas si sigue incumpliendo.
6.- No seas ni muy débil ni muy agresivo a la hora de pedirle algo. Si le planteas la norma con duda o como un deseo personal, puede que tu hijo entienda que su cumplimiento no es obligatorio: “Me gustaría que me ayudaras con las tareas de casa”.
Pero tampoco seas muy autoritario, ni utilices amenazas, gritos o empujones: “¡Como vea algo desordenado en tu cuarto te vas a enterar! ¡Ve ahora mismo a arreglar tu habitación y no salgas hasta que acabes! ¡Y que no te oiga quejarte, que la tenemos!”.
Las órdenes deben ser imperativas (“haz esto”, “limpia aquello”, etc.), pero teniendo siempre claros los límites.
7.- Tampoco te contradigas en lo que le ordenas. Si, por ejemplo, le dices que se dé prisa a la hora de comer porque es tarde y al niño se le cae la comida, no le digas ahora que vaya despacio.
Sólo lograrás que se confunda y no sepa qué hacer la próxima vez. E igualmente no le lleves la contraria a una orden que ha formulado tu pareja.
Si su madre le ha castigado por comportarse mal, no aproveches tú para mostrarte más cercano permitiéndole lo que se le ha negado.
Como es lógico, sólo con el establecimiento de normas la conducta de tu hijo no cambiará por completo, pero seguro que ayuda y beneficia a su mejoría.
Puedes acompañar el cumplimiento de las normas con un refuerzo, un agradecimiento, una atención por tu parte que motive a repetir la conducta en un futuro.
Es, sin duda, el inicio y la primera piedra para un buen comportamiento.