Los celos entre hermanos no tienen porqué ser negativos
Lo primero que los padres debéis hacer es entender que estos celos no tienen por qué implicar algo negativo en vuestro hijo; él simplemente está expresando el miedo que tiene a sentirse rechazado o menos querido.
Debéis comprender este miedo y, si lo pensamos racionalmente, es lógico que pueda sentirse así: hasta ahora, él ha sido el “rey de la casa”, el que ha recibido todo el cariño y atención por parte de vosotros, y, de repente, aparece otra persona que requiere mucha más atención y cuidado, por lo que su temor a la pérdida de afecto o (como puede verlo él) al abandono es, en cierta medida, comprensible.
Incluso la psicología evolutiva lo acepta como una etapa en el desarrollo infantil: es una respuesta adaptativa.
Además, es increíblemente positivo que tu hijo exprese estos miedos: significa que está afrontándolos a su manera y adaptándose a la nueva situación.
Sin embargo, debemos actuar correctamente ante estos celos para que no se intensifiquen y acaben convirtiéndose en la dinámica fraternal.
Especialmente sabiendo que estos celos pueden expresarse no solamente con más rabietas y llantos que de costumbre, sino que pueden derivar en un rechazo completo del primogénito hacia su hermano y en conductas agresivas, así como en la vuelta a costumbres infantiles que ya se habían superado (como hacerse pis en la cama, tener problemas de sueño o dificultades a la hora de comer) para llamar la atención de los padres.
Consejos para tratar los celos entre hermanos
Por tanto, he aquí algunos pequeños consejos que pueden servir para tratar de la mejor forma posible esta nueva situación:
- Antes de que nazca el nuevo hermanito, puedes explicarle a tu hijo la noticia utilizando algún cuento infantil, procurando normalizar la situación e incluso haciendo que participe en la compra de ropa, juguetes, etc.
- Ensalza lo positivo que va a traer la nueva situación, involucrándole: “tendrás un hermanito con quien jugar”, “los papás van a necesitar que nos ayudes a cuidarle”, “podrás enseñarle las cosas de casa, a portarse bien, etc”.
- Hay que marcar unos límites en cuanto a su comportamiento: no hay que enfadarse ni castigarle por estar celoso o querer más atención, pero se deben rechazar por completo actitudes agresivas u ofensivas para el menor.
- Importantísimo: no los compares. Cada uno es único. Evita expresiones como “¡mira qué bien se porta tu hermano!”. Eso sólo fomenta la competitividad entre ellos y la sombra de que existe un favorito.
- Dedica un tiempo para cada uno individualmente. Son distintos y tienen necesidades distintas. Cada uno requerirá más atención en unos aspectos u otros.
Pero pasa tiempo con ellos a solas para que vean que el vínculo no ha desaparecido.
El mayor tiene que vivir la situación como si no fuera un cambio muy drástico, por lo que estos momentos reafirman que sigue existiendo el mismo cariño, atención, dedicación y amor hacia él.
- Asimismo, haz que compartan actividades, como jugar juntos o que el mayor ayude a bañar o cambiar al pequeño.
En esta línea, agradécele siempre las buenas maneras con su hermano, ya sea en estas actividades o cuando muestre signos de cariño hacia él.
Sabemos que tú notarás mucho el cambio con tu nuevo hijo, y ten por seguro que para su hermano puede ser igual de intenso.
Recuerda: dale tiempo para que se acostumbre a la presencia de la nueva persona en la casa.
Con el tiempo, no verás más que reacciones positivas.