Hola, mi nombre es Manuel Fernández Antón y este es el espacio en el que encontrarás todos mis artículos sobre la pareja, los hijos y la sexualidad. Espero que te sean de ayuda y que te resulten interesantes.
Aprovecho para animarte a que participes activamente comentando en los artículos todo aquellas dudas o cuestiones que desees.
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“Durante el tercer coito de esa mañana noté que mi erección se perdía. Me asusté bastante pero logré llegar al orgasmo. Desde ese momento estoy preocupado por si me ha vuelto a pasar algo”.
En numerosos (y afortunados) hogares los abuelos forman parte activa del núcleo familiar, visitando a sus nietos con regularidad, interesándose por lo cotidiano de sus vidas e, incluso, convirtiéndose en importantes referentes que quedarán para siempre grabados en su memoria.
Muchos de los recuerdos infantiles más agradables de los seres humanos suelen tener a los abuelos como protagonistas.
Quien tiene unos abuelos que le quieren y que se implican en su vida, tiene un tesoro que debe valorar.
Según informaba la edición digital del diario El Mundo en marzo de 2013, a lo largo del año 2011 se celebraron un total de 163.338 bodas en nuestro país.
Al mismo tiempo, la media de rupturas matrimoniales anuales de los últimos tiempos era de 116.365. Hay casi tantos matrimonios constituidos como disueltos.
Detrás de estos números encontramos personas, parejas en concreto, cada una con su propia historia, y, en muchos casos, con hijos que inevitablemente terminan por verse envueltos en los asuntos de sus padres.
El refranero popular es un tesoro cultural repleto de frases sabias. De hecho, existe al menos uno para cada uno de los asuntos que atañen a la vida humana.
Como si fuesen píldoras de conocimiento concentradas, estas frases pueden hacer las veces de faros que guíen, en cierto modo, nuestras vidas.
A día de hoy el sexo es libre. Cada cual gestiona el suyo de forma autónoma y, además, el único objetivo es disfrutarlo sin miedo. Suena bien, afortunadamente.
Venimos de donde venimos, por lo que poder decir esto es ya todo un avance.
Como experiencia instintiva que es, lo peor que podemos hacer con la sexualidad es reprimirla, así que hasta ahí vamos muy bien.