¿Cómo crear una sociedad irrespetuosa?
¿Por qué existen personas respetuosas y personas que no lo son en absoluto? ¿Qué hace que unos lo sean y otros no?
Crear un ser humano y por tanto una sociedad de irrespetuosos requiere de dos ingredientes básicos: mala educación doméstica y falta de contención social.
El primer ingrediente se ilustra a la perfección con un ejemplo real. Hace un tiempo, en mi consulta, la madre de un niño de 13 años me confesaba que su hijo solía dirigirse a ella como si fuese un perro: “Tobby, ¡ven aquí! ¡Vamos! Me dice mientras silba como si fuese su mascota”.
Hablar a una madre como si fuese un perro y no ser inmediatamente corregido por ello es un absoluto desastre educativo.
En este caso, el estilo comunicativo de este niño era sólo la punta de iceberg de un sinfín de faltas de respeto que sus padres no corregían. Y no lo hacían porque no sabían cómo hacerlo ni tenían la energía suficiente como para luchar por ello.
El respeto y la convivencia en sociedad
Junto a una educación parental deficiente, los irrespetuosos campan a sus anchas principalmente en “sociedades bananeras”, que son aquellas en las que las normas de convivencia no se cumplen.
Seguro que alguna vez has visto al dueño de un perro pasar de largo, como si nada, ante la deposición que su mascota acaba de dejar plantada en plena acera. A este individuo, tan abundante en nuestra geografía, le trae sin cuidado el bienestar común.
Pues bien, esa falta de respeto sólo cabe en aquellas sociedades que no cuentan con mecanismos de corrección.
Habrás oído hablar muchas veces sobre lo cívicas que son las sociedades del norte de Europa (aunque con ir más allá de los Pirineos basta).
Pues bien, no son más cívicas porque sean una especie diferente a la nuestra, ni porque los perros de allí no defequen.
Los que hemos vivido en el norte de Europa hemos comprobado que el civismo de estos países, su respeto por el entorno común, se asienta en un completo sistema de consecuencias sancionadoras, que, además, sí que se aplican con diligencia.
En definitiva, en países más avanzados socialmente que el nuestro, el irrespetuoso se la carga.
Ni qué decir tiene que aquel que esté bien educado y tenga valores será capaz de respetar sin necesidad de sanciones.
Aquel que esté bien educado y tenga valores será capaz de respetar sin necesidad de sanciones.
No obstante, quien no lo esté -y de ésos hay en todos los países- necesitará de un sistema de acción-reacción que le haga replantearse sus faltas de consideración aunque sólo sea por temor a que le vacíen la billetera.
Pues bien, si no hay educación ni corrección social tendremos como resultado una sociedad como la nuestra, en la que la lista de agravios por faltas de respeto puede ser interminable.
Animo a un improvisado muestreo de ejemplos: deja tu comentario tras leer el texto con aquello que vives como falta de respeto a tu alrededor.