¿Qué son las parafilias?
El término se refiere a las conductas sexuales, pero también a las fantasías o pensamientos recurrentes, que no se limitan a la interacción sexual entre dos personas y que sobrepasan los patrones de normalidad (lo que la mayoría de personas consideramos normal en una relación sexual). El placer no se obtiene del acto en sí, sino de otros factores, ya sean objetos, ciertas situaciones o personas concretas. Este último elemento, la implicación de otras personas, es, sin ninguna duda, el peor de los objetos sexuales, pues se refiere a la excitación provocada por niños o por adultos que no lo desean. Aberraciones de este estilo han hecho que, durante años, se haya catalogado a estas conductas como “perversiones” o “desviaciones” sexuales. Sin embargo, para englobar una mayor red de comportamientos sexuales poco frecuentes o inapropiados, se aceptó el término de parafilia (del griego, ‘para’: ‘al margen de’ y ‘filia’: ‘amor’) apenas hace 20 años.
La verdadera naturaleza de estas conductas radica en la insistencia e intensidad de las mismas. Estas personas sienten que no pueden realizar otra práctica más que esa. Solamente sienten excitación con eso. Ése es el verdadero problema: cuando se convierte en una obsesión. En muchas ocasiones, esas personas necesitan esa característica para excitarse y, si no disponen de ella, no funcionan sexualmente.
Las parafilias más comunes
¿De qué comportamientos hablamos? Hay que tener en cuenta que la aceptación de ciertas conductas sexuales depende de contextos culturales, sociales y también temporales. No debemos olvidar que prácticas sexuales como la masturbación o el sexo oral se consideraban parafilias hace medio siglo, pero no hoy en día. Y lo mismo ocurre con la homosexualidad, que hasta hace bien poco estaba incluida en el DSM. En la actualidad, las prácticas sexuales más frecuentes consideradas como inadecuadas o parafílicas son:
- Exhibicionismo: Excitación al exponer los genitales a una persona que no lo espera.
- Fetichismo: Excitación al utilizar objetos (ropa interior o zapatos de tacón, por ejemplo).
- Frotteurismo: Excitación por tocar o rozar a una persona en contra de su voluntad.
- Pedofilia: Excitación o actividad sexual con niños.
- Masoquismo: Excitación con el propio daño, humillación o sufrimiento.
- Sadismo: Excitación con el sufrimiento y la humillación de otra persona.
- Voyeurismo: Excitación al observar a otras personas desnudas o en plena relación sexual.
Existen otras muchas parafilias menos comunes pero más llamativas, como la zoofilia (excitación con animales), coprofilia (excitación por las heces), necrofilia (excitación por los cadáveres), hipoxifilia (excitación al asfixiar a la otra persona) o acrotomofilia (excitación por los miembros amputados).
¿Cómo identificar una parafilia?
La respuesta a esta pregunta podría encontrarse en otra pregunta: ¿qué es lo que te excita? Una conducta sexual se convierte en parafilia cuando es la única forma de excitación que tiene la persona y, obviamente, cuando puede causar daño al otro o hay otra persona implicada que no ha dado su consentimiento para dicho acto. Así, no todo comportamiento sexual raro o poco convencional debe ser considerado una parafilia. Si, por ejemplo, a tu pareja y a ti os gusta utilizar ciertos objetos o realizar algún juego erótico, no significa que sea algo perjudicial o inadecuado. Eso sí: siempre que no dependáis de dicha conducta para alcanzar la excitación o tener relaciones sexuales.
Éste es un campo de discusión y debate. No obstante, la gran mayoría de personas somos capaces de considerar cuáles de estas conductas son menos dañinas y cuáles son, simplemente, inaceptables, teniendo en cuenta la situación o la pareja con la que se hacen. El problema radica en las personas que no saben hacer esta distinción y hacen de la actividad sexual una conducta monstruosa.
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