¿Quieres descubrir un buen afrodisiaco?

    ¿Quieres descubrir un buen afrodisiaco? © Depositphotos.com/Viktar Salomin

    ¿Quieres descubrir un buen afrodisíaco? Es muy simple: haz una escapada. Efectivamente, no se trata de cola de tigre ni de testículos de ballena.

    Tampoco ha de comprarse en farmacias ni has de pedir cita al médico para que te expenda la receta. El afrodisiaco más potente que existe es salir de tu entorno habitual.

    ¿Quieres descubrir un buen afrodisiaco?

    Vivimos en una sociedad hiperexigente, en la que no sólo nos dejamos la piel en trabajos (en muchas ocasiones) mal pagados sino que además nuestra necesidad consumista nos hace estar constantemente pensando en todo lo que todavía nos falta por conseguir.

    El cerebro, nuestro ordenador central, vive sometido a las demandas de nuestra vida y a nuestro pensamiento incesante.

    Estamos forzando la máquina psicofísica que somos, consumiendo la energía en nuestra “selva de asfalto” y en la carrera por vivir todavía “mejor”.

    Ese ritmo de vida nos agota y acaba con toda la reserva hormonal y energética que tenemos para pasar el día.

    Es normal, por tanto, que al terminar la jornada lo único que nos apetezca sea descansar, mirar la televisión o navegar por Internet: nos hemos quedado sin pilas.

    El estrés como enemigo del sexo

    Por si fuera poco, el estrés hace que muchas personas duerman mal. Al día siguiente continúan con la misma vorágine, pero con menos sensación de descanso. De esta manera, los meses y los años pasan y la sexualidad (y otras cosas) va decayendo.

    Gracias a que tiene entre diez y 100 veces más testosterona que la mujer, el hombre suele recurrir al sexo para desestresarse, es decir, su deseo suele ser menos vulnerable al estrés, aunque con el tiempo también acaba resintiéndose.

    No es así en la mayoría de las mujeres, quienes ante el ritmo de vida estresante dejan de desear.

    Así que un buen remedio a corto plazo para la sexualidad es irse: marcharse, aunque no necesariamente lejos. Con que cambie el escenario y los hijos (si los hay) se queden con sus abuelos o tíos es suficiente.

    Recuerda: no basta con que se vaya tu cuerpo. Para que la cosa sea efectiva, tu mente también ha de irse. Haz un olvido activo y voluntario de todo lo que dejas atrás. No pienses, evádete.

    Las verdaderas vacaciones aparecen cuando nuestra mente desconecta. Recuerda que no sólo te lo mereces sino que además es sano a para ti y para tu pareja. Al hacerlo (bien) verás cómo tu sexualidad se reactiva.

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