¿Por qué sentimos predilección hacia los alimentos grasos?

    ¿Por qué sentimos predilección hacia los alimentos grasos? © Depositphotos.com/DesignPicsInc

    Reconozcámoslo: todos “pecamos” a diario, y no precisamente con la comida más sana.

    De hecho, la mayoría de veces que comemos fuera nos decantamos por los manjares más elaborados y más pesados calóricamente. ¿Sabes por qué ocurre esto?

    ¿Por qué sentimos predilección hacia los alimentos grasos?

    Estamos genéticamente adaptados al gusto por lo dulce, junto con la sal, la grasa y las calorías elevadas.

    Estas predilecciones han favorecido la supervivencia durante el largo recorrido de la historia humana. Pero esto es sólo nuestra naturaleza.

    La clave de todo, una vez más, reside en nuestro cerebro. La necesidad de ingerir estos alimentos está relacionada con el estrés y con los cambios emocionales.

    Además, estos alimentos nos proporcionan mayor energía durante un período de tiempo más largo.

    Tu cuerpo precisa de mayor tiempo para quemar las calorías que se encuentran en los alimentos grasos, por lo que los niveles de azúcar en la sangre se estabilizan para aliviar los sentimientos de ansiedad y los cambios de humor.

    Muchos alimentos grasos también contienen triptófano, un aminoácido esencial que el cerebro utiliza para producir serotonina, el neurotransmisor responsable de la sensación de felicidad y bienestar.

    La serotonina también ayuda a reducir los sentimientos de ansiedad.

    Comer más grasas por estrés o aburrimiento

    De hecho, muchas personas optan por los alimentos grasos cuando están aburridas, estresadas o molestas. El consumo de este tipo de comida puede convertirse en una distracción de los problemas.

    Los antojos de alimentos grasos pueden ser en gran medida una cuestión de hábito. Las personas a menudo experimentan antojos de alimentos porque están acostumbradas a ingerir cierto tipo de comida en ciertas situaciones o en respuesta a señales emocionales.

    Si realmente tienes el hábito de comer alimentos grasos, entonces cuando sientas la sensación de hambre comenzarás a desear comida alta en grasas por costumbre.

    ¿Qué se puede hacer al respecto?

    El exceso de calorías, grasas y azúcar supone un costo adicional para el organismo, puesto que se traduce en peso ganado y, probablemente, en caer enfermo gratuitamente.

    La clave reside en realizar, como mínimo, cinco comidas al día para calmar el apetito, puesto que el ayuno prolongado parece crear una tendencia para que ciertas regiones del cerebro graviten hacia este tipo de alimentos cuando la persona eventualmente recibe comida.

    Hemos de realizar ingestas completas en las que no falten los nutrientes esenciales como los hidratos de carbono, las proteínas y la fibra, relevando las grasas a un puesto de menor importancia.

    Para conseguir un cambio en nuestros hábitos alimentarios precisamos de un poco de paciencia, pues  el paladar necesita tiempo para malearse.

    Sin embargo, en cuestión de unas dos semanas es capaz de adaptarse a la nueva alimentación y las papilas gustativas se habitúan hacia nuevos gustos, que, claro está, repercuten de forma positiva en nuestra salud.

    ¡Compártelo si te ha gustado!

     
    Go to top