Eva Millet

Soy periodista, nacida en 1968 en Barcelona. He trabajado en la BBC en Londres y en México, en el diario The Guardian y en diversos medios de comunicación españoles. En la actualidad colaboro para La Vanguardia.

Madre de un niño nacido en 2002 y de una niña nacida en 2005, creo que la educación de los hijos es un tema tan importante, divertido y bonito como agotador, frustrante y algo complicado. Debido a mi profesión, tengo la suerte que cuando algo me preocupa en esta materia o detecto alguna tendencia que me llama la atención, puedo escribir sobre ello. 

En mi blog www.educa2.info están reflejados esos artículos, así como otras noticias que creo pueden ayudar a educar.

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Hable más y más a menudo con sus hijos (lo ideal son 21.000 palabras diarias)

Una amiga de mi madre, que tuvo a sus dos niñas ya de bastante mayor y tras muchos sufrimientos, se dirigía a ellas de esta manera:

– ¡Hoooolaaaaa princesitaaaaaas! ¡Achuchuchúuuu! Pero que mooooonas. ¡Achuchumooonas! ¡Achuchuchuiiiiis! ¡Aguguchuhitaaaaaaas! Apuchichichtaaas… ¿Cómo estáis, apapachichititits?

Era todo un espectáculo ante el cual las dos únicas que no parecían sorprendidas eran las niñas. Estaban acostumbradas al misterioso lenguaje que su madre, quizás arrastrada por la emoción de tener dos hijas tan monas, había inventado para ellas.

Niños que van solos: una especie en vías de extinción

Me he mudado de casa y en mi nuevo domicilio he descubierto una rara-avis, una especie que está prácticamente en peligro de extinción en el llamado “Primer mundo”.

Hace ya unos días, volviendo de la escuela con mi hija, coincidimos en el rellano de la escalera con Ana, una vecina de diez años. Tanto yo como mi hija nos quedamos paradas y admiradas cuando la vimos salir, muy decidida, del ascensor, sacar una llave del bolsillo y abrir la puerta de su casa. Sola. En el 2015, una niña de diez años, residente en Barcelona, volvía sola de la escuela.

Nos explicó que lo hacía cada martes, porque su madre tenía que acompañar a su hermano pequeño a no sé donde. Debo decir que el colegio de Ana está muy cerca de su casa y, además, en el camino apenas hay que cruzar calles y las pocas calles que hay que cruzar apenas tienen coches, pero creo que ello no le resta valor a lo que hoy es un hito: ¡Una niña yendo sola por la calle! ¡En una ciudad, en el siglo XXI!

En los últimos años, la frase “es que tiene una baja tolerancia a la frustración” se ha convertido en una idea recurrente para que muchos padres justifiquen ciertas actitudes de sus hijos.

Según los expertos se trata de un flaco argumento, porque la vida está plagada de frustraciones y es vital aprender a lidiar con ellas, ya desde niños.

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