¿Buscas pareja o alguien que le hable a tu alma? Destacado

    ¿Buscas pareja o alguien que le hable a tu alma? © Depositphotos.com/Andresr

    ¿Buscas pareja o alguien que le hable a tu alma?

    No es lo mismo “pareja” que “alguien que le hable a tu alma”.

    La pareja suele escogerse desde la soledad o desde la necesidad de estar con alguien para disimular una baja autoestima o por querer ajustarse a ciertas normas sociales, o quizá porque la persona anhela un amor o sentirse amada.

    Las carencias afectivas no sólo debemos cubrirlas en la infancia; también en la adolescencia o incluso en la etapa adulta. Vivimos en una sociedad que se empeña en uniformarnos a todos, haciéndonos creer que sin pareja no podremos ser felices.

    Ahora bien, tener pareja no garantiza ni significa amor. Amor se puede tener por alguien que nos entienda, que nos admire, que le guste el ser humano que acompaña al DNI o pasaporte correspondientes.

    Amor se tiene cuando ese alguien le habla a nuestra alma. Amor se puede tener por alguien que, a su vez, sea capaz de hablarle a su propia alma.

    La debilidad de la pareja

    La mayoría de las personas buscan pareja hasta que aprenden que la pareja no es la solución a sus carencias afectivas. La soledad emocional no se cura en compañía de otro ser humano, y menos cuando sus corazones no se comunican.

    Mientras que el amor surge espontáneamente, la pareja es algo premeditado, algo así como ir a buscar un par de zapatos ex profeso.

    Si salimos de compras, seguro que algo compraremos. Cuando se busca pareja, el listón de nuestras exigencias y/o expectativas se baja o se ajusta al potencial partenaire.

    Consecuentemente, al cabo de un tiempo, cuando la ansiedad por encontrar a alguien especial con quien emparejarnos desaparece, los defectos no tardan en emerger.

    Es lo mismo que decir que nos topamos con la realidad del otro, y ésta suele desdecir la fantasía que nos habíamos construido. Las expectativas suelen ceder el paso a las decepciones.

    Ergo, más nos valdría no echar campanas al vuelo hasta conocer más ampliamente a esa persona objeto de nuestras fantasías amorosas. No hay nada peor que a uno le suban a un pedestal de amor y le bajen de una patada con mucho desamor.

    Inmadurez en la pareja

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    Too good to be true (“demasiado bueno para ser verdad”, dice la canción). Cierto es que hay flechazos verdaderos: ¿Almas gemelas? Puede que sí. Almas que se conocen de otras vidas –si admitimos la existencia de vidas previas a la actual-; almas que han pulido su relación en el pasado. Hay gente que sabe amar, y que cuando encuentra a alguien que le habla a su alma sabe comprometerse para siempre.

    Los que buscan pareja suelen cambiar de modelo a lo largo de su vida varias veces. Se ajustan, porque es más importante tener pareja que sentir amor; es más imperioso acabar con la ansiedad y con la idea de que no seremos felices mientras no tengamos pareja que sentir felicidad auténtica y duradera –máxime cuando se albergan creencias contradictorias o que generan conflicto interior-.

    Ni todas las personas son para estar en pareja ni tampoco todas las etapas de la vida son propicias para ello. Ahora bien, quienes son emocional y psicológicamente maduros no suelen implicar a nadie ni liarse con nadie cuando están en una época vital de “no pareja”.

    Empero, a la gente inmadura no le importa complicarles la existencia a otros si con ello satisface sus necesidades narcisistas.

    La soledad es un animal insaciable porque tiene un hambre insaciable de compañía: por eso la persona que la sufre, con tal de satisfacer su ansia, baja el listón y se lía con la primera persona que huele a oasis.

    Lo interno y lo externo

    Quien busca pareja se centra en el exterior, en las características físicas (estatura, peso, belleza), en el estatus social, en la profesión, en el estilo de vida…

    Quien espera la llegada o el encuentro mágico con el alma gemela, alguien que le hable al corazón directamente, suele fijarse en el interior, obviando el exterior y minimizándolo.

    Pongamos por caso que para un individuo la belleza física es primordial. En ese caso, sus parejas serán bellas por fuera, pero “Kinder sorpresa” por dentro.

    Obviamente, tendrá una alta probabilidad de tener relaciones tipo montaña rusa, no porque las personas bellas sean inmaduras, sino porque escogerá en función de una sola variable externa, sin analizar el interior.

    Incluso en el caso de que el escogido fuese bello y maduro psicológicamente, la relación no funcionaría. El elegido acabaría por desilusionarle tarde o temprano, ya fuese porque ganaría unos kilitos, porque le saldría alguna arruga o porque encontraría a otro más bello (el factor novedad es decisivo).

    Buscar pareja es algo que hace mucha gente, sobre todo aquellos que han decidido que el amor es algo que se ajusta a las variables externas de estudios, aficiones, edad, clase social o nacionalidad, entre otros.

    Muchas personas, después de desilusiones amorosas, optan por buscar pareja. Empero, las variables externas no garantizan (a veces, ni remotamente) la coincidencia en los planos interiores: se puede coincidir casi al 100% en las variables cuantificables de un cuestionario de la web de citas de turno y no tener nada que ver como seres humanos.

    Obviamente, las personas que tengan mucha hambre de pareja obviarán esta realidad; la disfrazarán, la negarán, se ajustarán una máscara y harán todo lo posible por ajustarse al otro.

    ¿Cuánto durará la farsa? ¿Un año? Dependerá de la necesidad de ajustarse al papel, del grado de resistencia a la frustración o de la evitación de una nueva desilusión.

    Paños de lágrimas

    Muchas mujeres anhelan ser amadas (algo lícito y nada censurable), y por dicho motivo usan disfuncionalmente sus competencias, como saber escuchar. Así, se convierten en paños emocionales de sus parejas.

    Ellos, en lugar de hacer terapia, se buscan a una “hechicera novata” (así bauticé a las mujeres que se prestan a hacer de terapeutas de sus parejas en mi libro La maldición de Eva).

    A veces, esto también sucede al revés, sólo que ellos se dedican a rescatarlas de sus demonios interiores haciéndoles de “amigos” (muchas veces con derecho a roce), consejeros o padres, en lugar de enviarlas a hacer terapia.

    A los hombres con emocionalidad disfuncionalizada les va sobremanera rescatar damiselas de diadema floja en apuros.

    Dos corazones con agujeros cual queso gruyer construyen un socavón

    Quien anhela encontrarse con su amor verdadero no baja el listón, no negocia a la baja y no se aviene a ajustarse a otra persona con tal de no estar solo.

    Nadie que se ame a sí mismo, que tenga un buen nivel de autoestima y se valore (self worth en condiciones) aceptará tener pareja en vez de alguien que le hable a su alma.

    La pareja tiene fecha de caducidad. Y no sólo eso, sino que además el final suele ser amargo, deja mal sabor de boca, huele a desilusión y va envuelto en decepción.

    Mejor solo que en compañía de alguien que nuestro corazón no ama ni con alguien con quien nuestra alma no puede conversar.

    ¿Buscas pareja o esperas a tu alma gemela?

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