Las cuatro etapas psicológicas del desempleo

    Las cuatro etapas psicológicas del desempleo © Depositphotos.com/Luckybusiness

    Muchas personas desempleadas se sienten inútiles, sin rumbo y sin identidad.

    El desempleo no es sólo una cuestión económica. Sus consecuencias psicológicas pueden ser, incluso, más graves.

    Estas consecuencias dependen, en gran medida, de la etapa del desempleo en la que la persona se encuentre.

    Las cuatro etapas psicológicas del desempleo

    Las consecuencias negativas de estar desempleado son muchas y muy variadas. Un grupo de efectos del desempleo están relacionados con factores psicológicos.

    Algunas de las principales consecuencias psicológicas del desempleo son:

    - Empeoramiento de la autoestima  

    - Estrés

    - Ansiedad

    - Depresión

    - Sentimientos negativos muy variados: desvalorización, inferioridad,  tristeza, desesperanza, apatía, confusión, ira, nerviosismo, angustia, etc.

    Algunas personas, cuando se encuentran en situación de desempleo (especialmente si es de larga duración), comienzan a experimentar una serie de consecuencias psicológicas negativas.

    ¿Por qué? Principalmente por dos razones: las derivadas de la falta de ingresos económicos y la pérdida de un estilo de vida determinado.

    El trabajo es mucho más que un medio para ganarnos la vida. El trabajo nos da identidad, nos dice quién somos, nos da una posición social (no sólo económica) y nos permite mantener determinadas relaciones interpersonales.

    Causas por las que el empleo nos protege psicológicamente

    Algunos de los motivos por los cuales el empleo nos hace menos vulnerables a sufrir alteraciones psicológicas son:

    - Estructuración temporal: El empleo da una organización y una estructura temporal a nuestra vida. Nos marca horarios y pautas. Distribuye nuestras horas.

    - Integración social: El empleo permite establecer y mantener relaciones sociales más allá de nuestro entorno cercano o familia.

    - Oportunidad de desarrollo: El empleo nos permite demostrar nuestro talento, desarrollarnos, poner en marcha nuestras habilidades y competencias. Nos hace mejorar y crecer.

    - Identidad: El empleo define nuestra identidad (¿quién soy?) y nuestro estatus personal.

    - Actividad: El empleo nos obliga a desarrollar una actividad. Algunas personas, al quedarse desempleadas, comienzan en un círculo vicioso en el que la inactividad y la falta de obligaciones les llevan, en ocasiones, a estados depresivos.

    Las cuatro etapas del proceso psicológico del desempleo

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    Las consecuencias asociadas al desempleo dependen en gran medida de la duración del mismo.

    Existen cuatro etapas psicológicas del desempleo, y cada una de ellas lleva aparejada una serie de síntomas que es importante conocer:

    Etapa 1: El entusiasmo

    Esta etapa dura, aproximadamente, los primeros seis meses desde que la persona pierde su empleo.

    En esta fase, las personas aún creen en sus posibilidades y, en ocasiones, tienen la sensación de estar atravesando un periodo de vacaciones.

    Miran con optimismo el futuro y ponen mucha energía en su búsqueda de empleo. Tienen altas expectativas y, a veces, se muestran ilusionados con esta etapa de cambios.

    Algunas personas atraviesan en esta fase una crisis, pero ésta no es grave, ya que aún no se ha asumido totalmente la nueva condición de desempleado.  

    Algunos síntomas propios de esta crisis son: ánimo cambiante, angustia y preocupación por el futuro, irritación, insomnio, etc.

    Etapa 2: El estancamiento

    Esta etapa dura, aproximadamente, entre los seis y los 18 meses desde que la persona pierde su empleo.

    Si la persona no ha encontrado empleo en la primera etapa, empezará a replantearse las cosas y a evaluar si sus expectativas eran poco realistas.

    Es muy frecuente que, en esta fase, ya se empiecen a disminuir las acciones de búsqueda activa de empleo y/o se modifiquen las preferencias profesionales.

    En esta fase se agravan los síntomas de la crisis de la primera etapa. Muchas personas empiezan a sentir vergüenza o culpa, y se sienten muy irritables y nerviosas (incluso mostrándose agresivas en algunas ocasiones).

    Etapa 3: La desgana

    Esta etapa dura, aproximadamente, entre los 18 y los 24 meses desde que la persona pierde su empleo.

    En esta fase, las personas empiezan a resignarse a su condición de desempleadas y, en ocasiones, comienzan a sufrir un ánimo depresivo.

    En esta etapa es muy común tener sentimientos de inferioridad, apatía, desgana,  desesperanza, tristeza, fracaso, etc.

    Etapa 4: La resignación total

    Esta etapa empieza, aproximadamente, 24 meses después de perder el empleo.

    A partir de los 24 meses de desempleo, las personas han perdido casi toda la esperanza y se han resignado.

    Por ello, ya apenas buscan empleo de manera activa y se sienten fuera del mercado.

    Cuando el desempleo dura más de dos años, es muy común que las personas sufran un vacío emocional, se sientan desvalorizadas y estén frustradas crónicamente.

    Llegar más de dos años en situación de desempleo implica que hace mucho tiempo que la persona no se pone a prueba a sí misma.

    Seguramente, se siente menos capacitada que otras personas con su mismo perfil, siente vergüenza o inferioridad o no sabe si será capaz de afrontar con éxito un nuevo empleo.

    Estos miedos e inseguridades, unidos a la resignación y la desmotivación, hacen que la persona que lleva más de dos años desempleada haya bajado los brazos y no busque trabajo activamente.

    En resumen, las consecuencias psicológicas del desempleo pueden llegar a ser muy graves.

    Es importante conocer las características de cada etapa del desempleo, ya que ello nos ayudará a identificar qué nos está sucediendo y por qué nos sentimos así.  

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    Cristina-de-Alba

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