No dejes que las circunstancias te arrastren. Tú eres dueño de tu propio destino y tienes el poder para cambiar cualquier situación.
El ganador que todos llevamos dentro (I. Boss, Zenith)
Todos los genios, los rebeldes, los descubridores, tuvieron algo en común: se centraron en su interior, en su persona, en escucharse a sí mismos, en hacer aquello que era su pasión, en dedicarse a ello con convicción, en usar sus talentos y capacidades.
No hay nadie como tú en el mundo, puesto que eres único. También es única tu manera de hacer las cosas. Por eso, descubre a quién llevas en tu interior. ¿Quién eres?
Descubriendo el arquetipo dominante en ti
Si tuvieses que optar entre ser un guerrero, un rey, un mago o un amante, ¿por cuál optarías?
¿Por qué razones optarías por ese arquetipo en particular?
Advertencia: no todos los hombres tienen un arquetipo guerrero como dominante, así como no todas las mujeres tienen al arquetipo amante como opción de preferencia, puesto que los arquetipos no tienen género.
El amante
Tener a éste como arquetipo dominante produce un estilo de Management orientado a proveer el bienestar personal entre sus colaboradores.
Para un amante es primordial que la gente de su equipo se sienta bien, que tenga espacio para crecer y desarrollarse. Por tanto la escuchará, atenderá sus opiniones, quejas y sugerencias -aspectos que no interesan en absoluto a un guerrero-, así como sus reivindicaciones laborales.
Se preocupará por crear un ambiente agradable con ausencia de conflictos, en el que la armonía impregne las relaciones laborales y todo el mundo se sienta integrado (conciencia corporativa). Más que un equipo, tendrá una familia en la oficina.
En su vida personal, procede igual: un amante quiere relaciones armónicas, le preocupan sus semejantes, practica la caridad, es compasivo con los desfavorecidos y muy empático con las emociones ajenas.
El guerrero
Los hombres cuyo arquetipo dominante es éste son infatigables, aparentemente fríos y distantes. Esquematizados, jerarquizados. Orientados a conseguir un objetivo, centrados en llevar a cabo las órdenes (son buenos ejecutivos, disciplinados, eficaces, meticulosos).
Se disocian de los aspectos emocionales tanto propios como de los de su equipo, familia o amigos. Valoran la proactividad y la iniciativa. Admiran a aquellos que arriesgan. No se detienen ante un problema. No les ablandan las lágrimas.
Los obstáculos les motivan, y la ausencia de los mismos les aburre y desmotiva hasta el punto de dejar la empresa o la relación personal. Necesitan admirar tanto a los de arriba como a los de abajo en la escala jerárquica.
Forman equipos muy cohesionados alrededor de las metas y objetivos a lograr (pero jamás establecen relaciones cuya vinculación principal sea la emocionalidad). Adoran los símbolos externos de poder.
Les gusta alcanzar el poder; otra cosa bien diferente es ejercerlo. Usan la razón para funcionar tanto en lo empresarial como en lo personal.
El mago
Si el dominante es el mago, la persona preferirá la libertad de movimientos a la seguridad de lo conocido, apostando por proyectos por los que nunca apostaría un guerrero o un rey (a no ser que sea un visionario, que tenga por co-arquetipo al mago) y apreciando los talentos en la gente (donde otros sólo ven piedras, un mago ve diamantes).
Si dirige una compañía o equipo de trabajo, incidirá mucho en el aspecto creativo y dejará mucho margen de maniobra a sus colaboradores. Valorará la iniciativa, la inteligencia, la originalidad, y la singularidad.
Tanto en la vida personal como en la laboral, necesitará disfrutar, pasárselo bien; por eso atesorará muchas experiencias en su CV.
No se queda muchos años en la misma compañía: en cuanto le ha exprimido la esencia a la experiencia, se va a otro sitio donde pueda seguir creciendo y su talento sea valorado.
Les encantan los proyectos: una vez terminados, debería tomar el mando un guerrero.
Como colaborador, será de una tipología que sólo un visionario podrá valorar, apreciar y sacarle partido –para todos los demás, sólo será alguien con demasiada energía o excesivamente original, es decir, excéntrico-.
En sus relaciones personales destacará por su simpatía y por dejar mucho espacio a sus amigos y miembros de su familia, tanto que puede que piensen que no le importan.
El compromiso que les encierra no es lo suyo, por eso están en las relaciones (personales y laborales) mientras sean felices con ellas.
A los magos se les reconoce por su carisma, su ironía y una inteligencia muy despierta (mente muy rápida).
El rey
Si éste es el arquetipo dominante, la persona será más ponderada que un guerrero, un poco más interesada –más sensibilizada- que éste en los aspectos emocionales y humanos de la gente, pero mucho menos que un amante.
De ser jefe o padre o ejercerá un estilo de Management en el que alternará órdenes, supervisión pasiva, espacio para ejercer y supervisión final con conclusiones, al estilo de un padre cuando educa a sus hijos.
El arquetipo de rey manda mucho en su entorno de influencia (ya sea la empresa, la familia o su círculo social); es el patrón o la matriarca, y espera que le obedezcan.
Es respetuoso y comprensivo con las personas que forman su equipo (laboral o familiar). Le interesan los objetivos, pero sin olvidar a las personas: sabe hacer equilibrios con estas dos variables.
Obviamente, hay personas con este arquetipo dominante que son tiranos, muy mandones, orgullosos e incluso prepotentes, con una agresividad por encima de la media.
Cada arquetipo tiene muchos matices y variaciones peculiares. No obstante, aquí sólo perfilo el arquetipo con sus características más habituales y genéricas.
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