Engaña a tu cerebro: cómo hacerle creer que estás alegre
La sonrisa es un gesto universal para expresar felicidad, alegría o placer.
Los humanos sonreímos desde que estamos en el útero materno. Sin embargo, con los años, algunas personas pierden la buena costumbre de sonreír.
Los parques están llenos de niños alegres que juegan y ríen constantemente. Junto a ellos, sus padres se sientan en los bancos con una expresión facial que poco tiene que ver con la alegría.
¿Perdemos la alegría y las ganas de sonreír con los años? ¿Son más infelices las personas que no sonríen?
El comportamiento cambia el sentimiento
El psicólogo estadounidense William James afirmó que “el pájaro no canta porqué está alegre; está alegre porque canta”.
Esta frase resume cómo nuestro comportamiento puede cambiar nuestras emociones. Aunque estemos tristes y abatidos, si actuamos como si fuéramos felices, acabaremos sintiéndonos mejor.
Muchas veces escuchamos a las personas decir: “Hoy no tengo un buen día; empezaré cuando me encuentre mejor”.
Esto es un error. Si comenzamos a hacer cosas, aunque no tengamos ánimos, empezaremos a sentirnos más felices.
Esperar a que la motivación o la inspiración lleguen nos hará estar inmóviles demasiado tiempo. Lo mejor es ponerse manos a la obra cuanto antes.
No es necesario subir toda la escalera en un solo día. Lo importante es subir, al menos, un peldaño cada día. Esto nos motivará al ver que estamos en acción y acercándonos a nuestras metas.
El feedback facial
La hipótesis del feedback facial afirma que una expresión facial no sólo sirve para manifestar una emoción subyacente, sino que también genera sentimientos. Es decir, forzar una simple sonrisa te hará sentir más feliz.
El cerebro no distingue entre una sonrisa espontánea y una intencionada, ya que interpreta la posición de los músculos de la cara de la misma manera.
Al sonreír se liberan unos neurotransmisores llamados endorfinas, que disminuyen el estrés y nos hacen sentirnos más felices.
De esta manera, si nos esforzamos por sonreír aunque no tengamos ganas, estaremos “engañando” a nuestro cerebro para que libere más endorfinas que nos hagan sentimos más felices y alegres.
El poder de la sonrisa
Intenta sonreír siempre que puedas, ¡es gratis!
La sonrisa enriquece al que la recibe y al que la da. La sonrisa abre puertas, atrae a las personas y genera sentimientos positivos en los demás y en uno mismo.
Sonríe a las personas con las que te cruces. Ellos se sentirán mejor, y tú también. Sonríe a diario.
Los hábitos se adquieren con la práctica... y no hay mejor hábito que tratar de ser feliz y hacer felices a los demás.