Creer en ti, el mejor aliado de tu marca personal
¿Por qué hay personas que se empeñan en parecerse a los demás? Razones varias, a saber:
- No creer en uno mismo como profesional y/o individuo.
- No saber de la importancia del diferenciarse.
- Desconocer los riesgos y las consecuencias no deseables de parecerse a los demás y formar parte del paisaje.
- Estar demasiado influenciado por el CdR (Club del Redil) y el qué dirán los demás.
- Ser novato en la profesión (New kid in town).
- Creerse lo que dicen los supuestos expertos (han florecido como setas) en marketing personal.
- No tener claros la vocación o el objetivo.
Si crees en ti buscarás la manera de diferenciarte, y ésa será tu mejor carta de presentación.
Cuando yo diseñaba las estrategias para los anunciantes de cuyas cuentas nos encargábamos en la agencia de publicidad, una de las tareas más importantes era averiguar qué hacía la competencia directa, sin desatender la indirecta.
Obviamente, el cliente-anunciante debía facilitarnos unos objetivos de marketing muy claros. Sin saber qué quieres conseguir es difícil lograr aquello que no sabes que te estás proponiendo porque aún no te lo has propuesto –parece un galimatías, pero no…-.
¿Cómo arribar a un destino si no se ha marcado el rumbo?
Objetivos, he ahí la clave. Cuanto mejor estén definidos los objetivos, más fácil será alcanzarlos.
Empieza por tu profesión:
1.- Ante todo, decide quién es tu competencia directa e indirecta. Por ejemplo, en el mundo del coaching la competencia directa son los otros coaches, y la indirecta son o pueden serlo tanto los psicólogos como los psicoterapeutas, psicoanalistas o consultores de empresas, así como todo el que se dedica al desarrollo personal y a la autoayuda. Clasifícalos.
2.- Una vez hecho esto, date un paseo virtual por las páginas webs de la competencia. Anota qué cuentan y cómo lo cuentan.
3.- ¿Quieres parecerte a ellos o diferenciarte? Decide sí o no y por qué lo uno o lo otro. ¿Qué ventajas te puede proporcionar el diferenciarte? ¿Cuáles pueden ser los riesgos de no diferenciarte y sí mezclarte con el cosí fan tutti?
4.- ¿Cómo dirías que se venden? ¿Te lo crees, es creíble lo que dicen? Sí o no y por qué.
5.- ¿Parecen lo que son? ¿Son lo que parecen? ¿Caminan lo que hablan?
6.- Busca si hay algo que no cuadre. Si lo hay, lo encontrarás; no falla. Por ejemplo: “¿Cómo puede ser tan bueno como dice si no explica cómo ha llegado a ser tan bueno?”, “¿Está claro su background o historial que sustente el cómo ha llegado a hacer lo que dice que hace?”.
7.- ¿Se venden bien? ¿Tú lo contratarías como profesional? Sí o no y por qué.
8.- ¿Qué posicionamiento tienen?
9.- ¿Quieres estar en su mismo mercado? Y, de quererlo, ¿qué hueco deja ello para ti?
10.- Si no quieres estar en su mismo mercado, ¿qué nicho de mercado quieres fabricarte? ¿Está la gente lista para un producto como el tuyo?
Si crees en ti, no querrás parecerte a nadie más que no seas tú.
Las desventajas de ser diferente
Ahora bien: ser singular, diferente, tiene sus desventajas, a saber:
- Te costará mucho más lograr ventas o conseguir que te conozcan y contraten.
- Tendrás que hacerte un seguro a prueba de desmoralización.
- Te lloverán críticas por parte de tus competidores.
- Tus competidores no te referenciarán. En el mejor de los casos, te ignorarán. En el peor, te criticarán o despellejarán sin piedad.
- No te invitarán a congresos ni a unirte a sus “cuchipandas” o clubs de élite.
- Pasarás desapercibido una temporada larga… Quizá demasiado larga para tus aspiraciones y para tu paciencia.
Sin embargo, el que resiste acaba por alcanzar la meta que se propone. Si te dedicas a ser lo mejor de ti profesionalmente hablando, si se centras en cualificarte y en profesionalizarte, a la larga tendrás unos frutos magníficos. A la larga, no a la corta.
Crea tu liga
¿Quieres jugar en la liga donde juegan los demás? ¿Qué tipo de liga es esa? ¿La del low cost o la de la calidad y la excelencia?
No se puede ser un especialista de la noche a la mañana. Un gran profesional no se fabrica en unos meses o en unos cuantos cursos. Es más, la mayoría no tiene talento para aquello a lo que se dedica, ergo tiene que suplirlo con mucha técnica y mucha práctica.
¿Tienes talento? ¿Cuál crees que es? Si no tuvieses que ganar dinero, ¿a qué te dedicarías y por qué?
Si no te estás dedicando a lo que has respondido en la pregunta anterior, ¿cómo es que no lo haces ya? ¿A qué esperas? Y ¿por qué te dedicas a lo que te dedicas? ¿Porque no hay nada mejor? ¿Porque lo hacen otros o porque está de moda?
Tú no pasarás de moda si no quieres. Si empleas tu energía y te dedicas a convertirte en un profesional competente y excelente, nunca pasarás de moda; siempre tendrás clientes o trabajo.
Como el diamante, no pasarás de piedra a gema en un abrir y cerrar de ojos. No sólo tendrás que creer en ti; también te tendrás que currar el ser valioso, el ser un buen profesional.
A menudo me quedo sorprendida visitando páginas web porque no consigo averiguar cómo han hecho para convertirse en los súper profesionales que dicen ser. Los buenos profesionales siempre han sabido salir airosos; los mediocres se escondían detrás de excusas varias, acusaciones, críticas a otros o salidas de tono.
Si crees en ti, sólo querrás ser lo mejor de ti. No te compares; eso déjalo para la competencia celosa que se pondrá desagradable al contemplar tu calidad a prueba de bombas.
Desmárcate. Consolídate. Concéntrate en ser un magnífico profesional, y tendrás resultados duraderos. Los corredores de fondo llegan a la meta que se proponen. Los oportunistas dan el pelotazo una temporada, y a la siguiente ni se sabe de ellos.
Cierto es que esto no es aplicable a todos, pues a algunos, los menos, les ha salido redonda la jugada y se han forrado.
Inspírate en los grandes, no en los oportunistas.
Cree en ti, y sólo querrás parecerte a ti.
Cree en ti, y por obras te conocerán.
La calidad –la verdadera- jamás pasa desapercibida.
Si atraes clientes que sólo se mueven por precio, pregúntate cómo es que tú les atraes. Quizá estás en una franja equivocada. Eso sí, cambia adentro y cambiarás de franja.
Me refiero a que decidas a qué tipo de público objetivo quieres atraer, y en función de ello desarrolla el tipo de comunicación para hacer que te conozcan y que se acerquen a probarte.
Si crees en ti, no permitirás que te rebajen ni que te coloquen en la sección de oportunidades. Que no te conozcan no te convierte en un mal producto, sólo en uno desconocido; pero esto lo puede remediar un buen publicista.
Los mejores creen en ellos por encima de las opiniones de los demás, y no dejan que les influencien. Para poder elevarte por encima de las mediocridades del CdR necesitarás un buen par de alas que sólo las da el creer en ti.
Cree en ti, y el “soy lo mejor que me ha pasado” pasará a ser tu reason why. Palabra de hadamadrina expublicista experta en marketing.
© Rosetta Forner