Cómo te influye el ambiente que te rodea
Durante los primeros años de nuestra vida crecemos y avanzamos como el agua de un río que, dejándose arrastrar por la corriente, no se para a analizar lo que le envuelve.
Nuestros padres son, generalmente, quienes nos muestran el camino en función de sus valores y creencias.
Ellos nos guiarán hacia un lugar u otro a través de la educación que elijan para nosotros. Sus formas de ser y de actuar servirán como modelo para nuestra propia personalidad.
Además, vivimos en una sociedad que también nos manipula con sus modas y tendencias, y crecemos en un lugar con unas determinadas costumbres. Éstos y otros condicionantes van dejando su gota en nuestra forma de ser.
Pero llega un momento en que uno tiene que empezar a tomar conciencia de lo que le rodea. A partir de cierta edad uno ya empieza a elegir, y, sabiendo que el entorno es influyente, ¿en qué ambiente te quieres mover?
Las personas que te rodean
Tus padres, hermanos y demás familia han sido tus referentes durante tu infancia y han tenido tiempo suficiente para dejar su huella en ti.
Además de ellos, ¿con qué tipo de gente te relacionas? ¿Son personas que te apoyan, te impulsan y te ayudan a crecer o, por el contrario, son personas que te juzgan, te critican o te envidian?
Hay quien dice que somos el promedio de las personas con quien más tiempo pasamos. Eso es también lo que viene a decirnos el conocido refrán “dime con quién andas y te diré quién eres”.
No elegimos a nuestros amigos o a nuestras parejas por casualidad: hay una tendencia innata a unirnos a quienes nos son semejantes.
Tenemos unas afinidades marcadas por sentimientos de admiración, por recreaciones familiares, por creencias inconscientes y por otras razones que hacen que nos acerquemos a ciertas personas, mientras que otras nos pasan inadvertidas.
Seguro que a lo largo de tu vida has tenido oportunidad de entender la importancia del “con quién”.
Cuando vas a montar un negocio, quieres hacer un viaje, estás planeando una cita o vas a celebrar tu cumpleaños, es importante que te preguntes: “¿Con quién me apetece hacerlo y con quién no?”.
Tal vez éste sea un buen filtro para valorar a las personas que te rodean.
Si al preguntarte esto te das cuenta de que en el fondo no te apetece hacer esos planes con ninguna de las personas más próximas a ti, puede que estés compartiendo tu vida con gente que no te ayuda a crecer y evolucionar en la línea que tú quieres.
¿Estás conforme con la gente que te rodea?
Recuerda que tienes la responsabilidad absoluta de escoger con quien te relacionas.
Tú puedes decidir, en el momento que quieras, sacar de tu vida a aquellas personas que no te hacen sentir bien. No te engañes: todo el que no suma, resta.
En el momento que hagas un cambio interno que te comprometa contigo mismo y con tu propio bienestar, verás cómo aquellas personas que eran tóxicas para ti irán desapareciendo o dejarán de formar parte de tu panorama habitual.
No temas quedarte solo: en la medida en que tú te acerques a los ambientes que te interesan irás conociendo personas que piensan y sienten como tú y que te entienden y te valoran por lo que eres, no por lo que haces ni por lo que tienes.
Las personas de nuestro entorno nos influyen en nuestro estado de ánimo, en nuestro humor y, por supuesto, en nuestra salud.
Por ello es tan importante que busques relacionarte con personas que saquen lo mejor de ti. A su lado podrás mejorar y crecer, y aportarán un mayor valor a tu vida.
Necesitamos acompañarnos de seres que nos impulsen a salir de nuestra zona de confort, que nos sirvan de empuje para lograr nuestros sueños y que nos ayuden a construir las vidas que queremos vivir.
Si no estás conforme con la gente que te rodea, quizás haya llegado el momento de empezar a elegir.
La influencia que ejercen en ti los lugares que frecuentas
Las personas nos movemos por diferentes espacios y acudimos casi siempre a los mismos lugares en función de nuestros intereses.
¿Dónde pasas la mayor parte de tu tiempo? ¿En la oficina, en tu casa, en el bar de la esquina? ¿Dónde vas cuando tienes tiempo libre? ¿Al cine, al centro comercial, al gimnasio?
A menudo estamos tan acostumbrados a seguir las rutinas que visitamos una y otra vez el mismo sitio sin pararnos a pensar si de verdad nos gusta, nos motiva o nos inspira. Los lugares nos influyen más de lo que creemos.
No se piensa igual con el silencio de una biblioteca que sentado en un banco en un parque con niños.
No se disfruta igual de un café en la barra de una cafetería ruidosa que en la terraza de un sitio tranquilo delante de un paisaje bello en el que se escuchan los pájaros.
No se comparte lo mismo pasando un día en el campo con tus hijos que metiéndoles en unos grandes almacenes.
Los lugares pueden ser inspiradores, pero también pueden ser tóxicos. No solemos pararnos mucho a pensar en ellos, pero de forma inconsciente nos afectan, y mucho.
No te sientes igual en un lugar oscuro que en uno luminoso, en un espacio abierto que en uno cerrado, en un museo nuevo que en un monasterio antiguo.
No voy a juzgar cuáles son buenos o malos, porque eso depende de lo que cada uno quiera en cada momento, pero sí estaría bien que te parases a pensar sobre cómo te sientes en los lugares que frecuentas.
Si te gustaría ampliar tu círculo de amistades porque sientes que necesitas un cambio o ya no te identificas con quien hasta hoy ha sido “tu gente”, empieza por visitar más a menudo esos lugares en los que te sientes “tan tú”. Esos ambientes en los que respiras profundamente y parece que formes parte de ese todo.
Es muy probable que la gente que se encuentre en ese lugar busque o sienta cosas parecidas.
¿Qué información escuchas?
Otro de los factores más influyentes para las personas es la información que escuchan. Es complicado mantenerse feliz cuando pasas horas escuchando un sinfín de desgracias.
Los telediarios nos recuerdan tres veces al día las cifras del paro, la corrupción de nuestros políticos, los desastres naturales de otros países, las muertes por violencia, los accidentes mortales, etcétera, etcétera.
En la mayoría de trabajos sólo se habla de las malas condiciones, de mala gerencia, de posibles ceses de contratos, de horas extras no remuneradas…
Y, cuando hablas con el vecino, a éste le falta tiempo para ponerte al día de lo mala que está su madre, de la separación de su prima o de la matrícula del hijo que no puede pagar. ¿Te suena algo de esto?
Hay quien, para evadirse de estos asuntos, centra sus conversaciones en las vidas de los famosos, en lo que ocurre en las series de televisión o en lo que hará en fin de año.
Como siempre, cada uno es libre de escuchar, hablar y opinar de lo que quiera, faltaría más; pero yo me pregunto si se puede uno centrar en educar en valores, sensibilizar a la sociedad, cultivar una buena autoestima, ser ejemplo para sus hijos y evolucionar como ser humano estando pendiente de toda esta vorágine de información desagradable.
Para ser feliz y positivo es necesario establecer un filtro que nos ayude a poner el foco en aquella información que nos sea útil.
Escuchar a aquellas personas que nos sirvan de ejemplo, conversar sobre temas que nos ayuden a reflexionar y centrarnos en solucionar nuestro mundo interior podrían ser los primeros pasos para generar un cambio en el sentir propio y en el de los demás.
Así pues, te recomiendo que, a partir de ahora, prestes una mayor atención a las personas que te rodean, a los lugares que frecuentas y a la información que escuchas.
De esta forma, el ambiente te influirá para potenciarte e impulsarte a ser una persona mejor.