Apuesta por tu talento

    Apuesta por tu talento Fotografía Manuel Bono http://www.bonofotografia.com

    El capitalismo ha cansado a muchos. Hemos tardado algunas décadas hasta darnos cuenta de que este sistema, en el que el dinero se sitúa en la base de cualquier motivación, no nos trae la felicidad a la que todos, como seres humanos, aspiramos.

    Nuevas teorías proponen modelos económicos más ecológicos y conscientes, en los que las personas, y no la riqueza, son las protagonistas.

    Apuesta por tu talento

    Aunque es necesario reconocer el valor de propuestas como la Economía del Bien Común, postulada por Christian Felber, también es cierto que llevarlas a la práctica no sólo requiere tiempo, sino también la voluntad unida de muchas personas.

    Cuando un asunto, por mucho que influya en nuestra vida (y desde luego un sistema económico, sea el que sea, influye, y mucho), es demasiado grande para que lo abarquemos, hemos de buscar otras maneras de vivir más en armonía con lo que somos, con lo que queremos y con lo que nos identificamos: en resumen, explorar nuevas vías para conseguir la felicidad.

    Para mí hay una que es clave, y quizá la más necesaria e importante: hacer de nuestra pasión nuestro trabajo.

    Pasión y talento, los valores del éxito

    Pasión y talento van cogidos de la mano. El problema estriba en saber reconocer cuáles son tus pasiones y tus talentos. Puede que en una época determinada de tu vida te dé por la repostería, y te entregues a ella con tanto ahínco que llegues a pensar que es tu pasión.

    Sin embargo, paulatinamente vas abandonando esa tarea hasta que, un buen día, ni siquiera recuerdes cuánto te gustaba. En vez de frustrarte por el tiempo “perdido” (mejor di “invertido”) en la cocina, alégrate: has encontrado algo que no era tu pasión.

    Ya sabes por dónde no seguir buscando.

    Lo complicado no es desarrollar tu talento: lo verdaderamente difícil es encontrarlo.

    La educación está diseñada de tal forma que no se nos enseña a explorar el mundo para buscar aquello que realmente nos hace grandes, aquello que nos identifica y que hacemos como nadie sabe hacer: es decir, nuestro talento personal, único y genuino. 

    Por ello, esa búsqueda que no tuvimos la oportunidad de emprender de pequeños hemos de acometerla cuando ya somos adultos.

    A veces lo haremos tras sobreponernos de una crisis existencial causada por el vacío que nos provoca estar dedicando nuestra vida a algo que realmente no vibra en nuestro interior.

    Recuerda el niño que fuiste, descubre tu talento

    Si te has decidido a buscar tu verdadero talento, lo primero que has de hacer es precisamente recordar a ese niño que fuiste: ¿Qué hacía? ¿Qué le gustaba? Eso es… ¡jugar! Tómate esta búsqueda como un juego.

    A los niños no les duelen las caídas e incluso les gusta coleccionar “pupas”; a los niños les apasiona explorar, jugar a detectives; disfrutan concediendo nuevas utilidades a objetos ya conocidos…

    Sé como un niño: curioso y sin temor a equivocarte. Cuantas más parcelas explores y más actividades pruebes, más cerca estarás de encontrar aquello que te apasiona y para lo que estás dotado.

    Recuerda lo que Thomas Edison dijo después de acumular 1000 intentos fallidos para la invención de su bombilla: “¿Fracasos? No sé de qué me hablas. En cada descubrimiento me enteré de un motivo por el cual una bombilla no funcionaba. Ahora ya sé mil maneras de no hacer una bombilla".

    Una de las maneras de conseguir pistas sobre qué es aquello que te apasiona es pensar en qué actividad te haría tan feliz como para dedicarte a ella en el caso de ser millonario y no tener más necesidad de dinero.

    Es posible que, después de las típicas respuestas como “estar de vacaciones”, “comer y dormir” y “jugar al mus”, te vengan otras relacionadas con la vocación de servicio, es decir, con el hecho de ayudar a los demás.

    Enhorabuena: comienza a tirar de ese hilo… ¡a ver qué sale!

    Como hemos dicho antes, lo difícil no es realizar, sino encontrar. Cuando descubres cuál es tu talento, todo viene rodado.

    Hace poco, un amigo que había encontrado su gran pasión y estaba desarrollando un negocio relacionado con ella me decía que las cosas, simplemente, estaban “sucediendo”. “Parece como si el Universo se hubiese confabulado: las personas correctas aparecen, las oportunidades se suceden”, confesaba.

    Y es cierto: la pasión y el talento tienen tal fuerza que te hacen capaz de superar cualquier obstáculo, haciendo que todo te parezca más fácil.

    Ahora es cuando tienes que estar con los sentidos bien abiertos y entrenar tu intuición para poder reconocer las oportunidades.

    El que algo quiere, algo le cuesta

    Con esto no quiero decir que el esfuerzo vaya a borrarse de un plumazo de nuestras vidas. El que algo quiere, algo le cuesta: ésta es una sabia frase en la que creo firmemente. Y sí: encontrar nuestra pasión supone un esfuerzo increíble (si no tenemos la suerte de tenerla clara desde que somos pequeños).

    En su desarrollo vamos a encontrar, también, obstáculos, momentos de duda y de dificultad, así como imprevistos que nos harán replantearnos nuestro objetivo.

    Sin embargo, nuestras ganas y nuestra determinación serán tan grandes (puesto que lo que hacemos nos apasiona) que veremos esas dificultades como retos, y pondremos todo nuestro empeño y nuestra fuerza en superarlos.

    Como dice el director de 19 años Marino Darés, que ha conseguido rodar una película con un equipo muy joven y 3.300 euros conseguidos mediante crowdfunding (donaciones a través de Internet), “si [el cine] no me apasionara, no habría sido capaz de conseguir todo lo que hace falta para rodar”.

    Mi experiencia y los relatos de otras personas me dicen que, cuando tienes que esforzarte hasta la extenuación para que algo salga bien, es porque ése no es el camino marcado para ti.

    Puede que cueste aceptar que ésa no era la senda adecuada y que niegues la realidad. Sin embargo, cuando estés dándote cabezazos contra la pared durante una buena temporada sin obtener resultados, has de saber cortar, aunque duela.

    Antes de ponerte excusas para no perseguir aquello que amas, te invito a que pienses en si lo que crees que te limita es realmente un obstáculo insalvable o es una barrera que te pones a ti mismo para no arriesgarte: ¿tienes un trabajo absorbente? Bueno, ¿de verdad no tienes una hora diaria para explorar nuevos campos? Ah, pero es que tengo hijos, deudas y un padre enfermo a mi cargo…

    Siendo políticamente incorrecta, te pregunto: ¿de verdad quieres posponer tu felicidad y no vivir la vida que realmente deseas?

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