Dedícate unos minutos diarios solamente a ti

    Dedícate unos minutos diarios © Depositphotos.com/ridofranz

    Con tantas redes sociales que nos impulsan a comunicarnos sin cesar con los demás, parece que la esfera pública invade cada vez más nuestro mundo privado.

    Somos muchos los que, al quedarnos solos, sentimos el impulso de lanzarnos a nuestro teléfono inteligente o al ordenador para continuar conectados con nuestros amigos a través de Facebook, Twitter o Instagram.

    La nube digital que nos envuelve casi todo el día continúa ahí incluso cuando estamos solos físicamente, y nos sentimos obligados a responder a los mensajes de WhatsApp o a los e-mails del trabajo.

    ¿Qué ha sido de esos momentos de soledad que cualquier persona, para permanecer en su sano juicio, necesita?

    Dedícate unos minutos diarios solamente a ti

    Todos conocemos a alguien que, en un arrebato de rebeldía anti-tecnológica, ha desactivado su Facebook o se ha negado a tener WhatsApp en el móvil.

    Qué os voy a contar, si yo misma hasta hace un par de meses andaba con un móvil de la edad de piedra y rechazaba a muerte las aplicaciones de mensajería instantánea, a las que consideraba invasivas y deshumanizadoras.

    Cuando al fin me rendí a la modernidad me di cuenta de que lo que nos conviene hacer no es negarnos a la súper-comunicación, sino saber gestionarla para convertirla en nuestra aliada.

    Aprender a dedicar el tiempo justo y necesario a las nuevas tecnologías, así como a apartarlas de nuestros ratitos de soledad, resulta un ejercicio mucho más constructivo que rechazarlas por completo y hacerles la cruz.

    Es saludable, por tanto, proponernos estar con nosotros mismos unos minutos al día, lejos de comunicaciones y de otras personas, dedicándonos a actividades que normalmente relegamos a un segundo plano al priorizar esa socialización digital en la que invertimos tanto tiempo.

    Además, después de un día pegados a una pantalla como nos sucede a muchos que trabajamos con tecnología, un tiempo diario alejados de ella será, cuanto menos, gratificante.

    Propuesta de actividades que puedes hacer sin "estar conectado"

    La lista de actividades que podemos realizar en esa hora diaria con nosotros mismos podría ser eterna; aquí incluimos apenas algunas de ellas.

    Leer

     “Amar la lectura es cambiar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía”, decía John F. Kennedy.

    Cuando lees, tu mente descansa y se relaja: son momentos en los que estás contigo mismo, para ti, llevando tu imaginación por sendas hasta entonces inescrutadas.

    Además, como sabrás, leyendo aumentarás tu vocabulario, corregirás tu redacción y aumentarás tus parcelas de conocimiento.

    Una vez cojas el hábito, tu sed de lectura será insaciable: empieza por un libro del género que más te interese y dedícale una hora diaria. Verás cómo te enganchas.

    Meditar

    Para esto no hacen falta grandes parafernalias ni profesores particulares y casi puedes meditar en cualquier sitio si pones interés en aprender cómo y adquieres la suficiente práctica.

    Cocinar

    En este artículo de Noemí Capafons Cinco trucos culinarios sencillos y saludables para singles, nutricionista de EPDH, encontrarás varias pautas para cocinar platos sencillos.

    Sobre esa base, atrévete a variar y a experimentar: la cocina puede ser una fuente de creatividad inacabable, además de un ejercicio relajante.

    Tras preparar tus platos, saboréalos lentamente, poniendo todos tus sentidos en el acto de comer para que la experiencia gastronómica se amplifique.

    Montar puzzles

    ¿Crees que los puzzles son una actividad para niños? Atrévete con uno de 1000 piezas en adelante: desarrollarás la concentración y la atención, y te nutrirás de unos momentos relajantes y casi meditativos.

    Un desafío y un divertimento a partes iguales.

    Resolver crucigramas

    Ésta es una de mis actividades favoritas. Una recomendación: hazte con los pasatiempos del domingo del diario El País.

    Contienen mucha variedad de crucigramas para todos los niveles, lo que te permitirá pasar a dificultades superiores a medida que vayas ganando habilidad.

    Ya verás como una actividad que requiere tanta concentración como ésta te recompensa, a la vez, con una gran dosis de relajación.

    Simplemente… descansar

    Para qué vamos a negarlo: tumbarnos en la cama con los ojos cerrados, una luz tenue a nuestro lado y música agradable de fondo es, también, otra forma de meditación.

    Sin llegar a dormirte, aprovecha esos minutos para estar contigo mismo, respirar con calma y soltar todas las tensiones, si las hay, acumuladas durante el día.

    Date la oportunidad de estar contigo mismo. Éste es un ejercicio que se vuelve todavía más fácil y materializable si vives solo y al llegar a casa puedes dedicarte solamente a ti.

    Elige una actividad cada día o enfócate en una de ellas durante un período de varias semanas: pronto comenzarás a notar los beneficios de apartarte, aunque sea unos minutos, de las nuevas tecnologías y del resto del mundo.

    Consulta-online-desarrollo-personal Irene

     

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