Desmontando falsas creencias de la actividad física
Te presentamos algunos de los ejemplos más frecuentes que nos podemos encontrar:
Pesar más es igual a estar más gordo
La grasa tiene aproximadamente un 18% menos de densidad que el músculo. Eso quiere decir que, en volumen, la grasa ocupa más espacio que el músculo.
De ahí que pueda darse la paradoja de que después de un tiempo llevando a cabo un programa de ejercicio no hayas perdido peso, sino que lo hayas ganado, pues habrás perdido grasa en favor de músculo.
La cinta de correr es mejor que correr en la calle
Dependerá de la persona y del objetivo que quiera conseguir. Queda claro que hay diferencias, en favor de una o de otra. Y es que, aunque correr sobre asfalto tiene un mayor impacto sobre nuestro cuerpo, también es cierto que veremos modificada nuestra técnica de carrera al entrenar sobre cinta.
El trabajo sobre tapiz rodante puede disminuir nuestra longitud de zancada en pro de la frecuencia. Además, algunos estudios revelan una descompensación antero-posterior de los músculos trabando en cinta.
Otra diferencia a añadir es que el efecto del rozamiento del viento en la calle hará que se incremente la implicación muscular, aumentando por tanto el gasto calórico.
Sudar adelgaza
El sudor es un elemento termorregulador que nos permite no aumentar en exceso la temperatura corporal cuando hacemos ejercicio.
Por tanto, el sudor nos ayuda a regular la temperatura corporal. Pero esta pérdida de agua será recuperada en el momento que volvamos a hidratarnos.
Para quitar la barriga hay que hacer abdominales
Para comenzar, diremos que la grasa no se puede quemar de manera localizada. Además, el tiempo invertido en quema de calorías con trabajos abdominales es insignificante comparado con el consumo de grasas de una larga sesión aeróbica de intensidad media.
No obstante, los trabajos de abdominales sí nos ayudarán al fortalecimiento de la región media, permitiendo la estabilización y el sostenimiento de la columna.
Las pesas frenan el crecimiento en los adolescentes
El crecimiento dependerá a grandes rasgos de los genes, la nutrición y las hormonas.
De hecho, las cargas que se soportan en los saltos y en las carreras de muchos de los deportes más practicados generan tensiones más fuertes que el levantamiento de pesas.
Aunque un adolescente aún está en fase de maduración, un programa adecuado de fuerza que tenga una progresión incremental de las cargas cuando ya sea conocida la técnica (y evitando siempre las cargas máximas) puede ayudar a prevenir lesiones, aumentar el rendimiento deportivo y mejorar la salud a largo plazo.
Al dejar de hacer pesas el músculo se convierte en grasa
La grasa y el músculo son tejidos estructuralmente diferentes con funciones diferentes. Por tanto, es imposible que el músculo se convierta en grasa.
Lo que sí puede pasar es que, si mantenemos un tiempo prolongado de inactividad física, el tamaño del músculo disminuya, a la vez que si seguimos aportando el mismo número de calorías que antes de dejar de hacer ejercicio, éstas sean almacenadas en forma de tejido adiposo.
La agujetas son "cristalitos" en los músculos
Tras hacer biopsias de los músculos 24, 48 y 72 horas después de la práctica del ejercicio no se han encontrado estos supuestos cristales provenientes del ácido láctico.
En otros estudios sobre personas que padecen la enfermedad de McArdle (trastorno que no permite la descomposición del glucógeno en los músculos y no permite la creación de ácido láctico) se aprecia que estas personas padecen los mismos dolores que una persona que sí produce ácido láctico.
Para finalizar, hoy es conocido que el ácido láctico pasa rápidamente del músculo a la sangre, en donde se elimina en alrededor de una hora.
Aunque hay algunos casos que son interpretables en extremos, éstas son las conclusiones más altamente consensuadas en la comunidad físico-deportiva.
Tú tienes la última palabra, por lo que ahora te toca a ti decidir qué creer.