Cómo fomentar la empatía de los niños
La evolución de la capacidad empática durante los años infantiles
Durante el primer año de vida, los bebés se relacionan con los demás instintivamente; aún no distinguen su propia identidad ni la de los demás.
A partir del año de vida comienzan a adquirir conciencia de su propia persona y a distinguir a los otros como seres diferentes a ellos mismos.
A los dos o tres años, el niño empieza a comprender y reconocer algunas emociones propias, las más básicas, como la alegría o la tristeza.
A partir de esta edad también comienza a ser consciente de que los demás tienen sus propios sentimientos. Es alrededor de los seis años cuando el pequeño ya conoce que los demás tienen una individualidad.
Aprende a reconocer cómo se sienten y lo que piensan, aunque hasta los diez años no llega a entender el comportamiento de los demás y no sabe ponerse completamente en el lugar del otro.
Sin embargo, en esta edad aún sigue dando más importancia a sus propios sentimientos y pensamientos.
Es en la adolescencia, alrededor de los 14 años, cuando el niño ya es perfectamente capaz de conocer tanto lo que siente como lo que piensa la otra persona.
Aun así, como cualquier adulto, es posible que en ocasiones realice distorsiones o malinterpretaciones.
¿Por qué es importante desarrollar la empatía desde la infancia?
La persona empática tiene unos comportamientos más conscientes y adaptados, porque valora no sólo su percepción, sino también la de los demás.
Por ello, tener una elevada empatía permite comunicarse y relacionarse mejor con el entorno.
Las personas empáticas están mejor adaptadas emocionalmente y manejan adecuadamente las emociones propias y ajenas.
Un niño cuyos padres y maestros fomentan su empatía desde pequeños van por el camino de convertirse en unos adultos más sensibles, comprensivos y sociables.
Los niños empáticos son menos agresivos, más comunicativos y más capaces de expresar sus sentimientos. Además, la madurez que les aporta la empatía les ayuda a crecer más seguros de ellos mismos y con una autoestima más fuerte y estable.
Cómo ayudar a los niños a potenciar su empatía
Los adultos cercanos al niño (padres, otros familiares, maestros, comunidad…) son piezas fundamentales para potenciar la autoestima del pequeño, ya que son con quienes establece sus primeras relaciones y vínculos afectivos.
De ellos aprende de forma directa, imita los ejemplos que observa y va construyendo su forma de relacionarse tanto con los demás como consigo mismo.
Pero bien, de forma práctica, ¿cómo podemos ayudar a los niños a desarrollar su empatía?
- Trabaja tu propia empatía. El ejemplo es lo que se transmite de forma más directa.
- Explícale al niño, con palabras sencillas, qué es la empatía y por qué es importante aprender a desarrollarla. Felicítale y siéntete orgulloso de él cada vez que muestre una actitud empática.
- Procura hacerle ver al niño los diferentes puntos de vista posibles ante una misma situación. Intenta dar razones y explicar los comportamientos ajenos que el pequeño no comprenda.
¡Cuida tus comentarios sobre los demás!
- Escucha al niño, y enséñale a escuchar. Dedica tiempo a conversar con él, sin hacer otra cosa simultáneamente, para prestarle toda la atención que se merece.
- Expresa tus emociones y pensamientos y anímale a que haga lo mismo, mostrándole, ante todo, aceptación y comprensión.
- Cuando estéis en la calle, juega con él a reconocer las emociones de la gente según lo que transmite su rostro. También puedes jugar a silenciar una película y adivinar qué están pensando o sintiendo los protagonistas, según sus gestos y expresiones.
- Puedes utilizar cuentos y metáforas para trabajar con las emociones, aprendiendo a identificarlas y comprenderlas. El juego y la diversión es una buena forma de entrenar la capacidad de ponerse en el lugar de los otros.
Niños empáticos, adultos emocionalmente inteligentes
La infancia es el momento ideal para trabajar tanto la empatía como otro tipo de capacidades y valores.
Toma la iniciativa cuanto antes, no esperes a que tu hijo lo aprenda por sí mismo. Cuanto más pequeño lo aprenda, más flexible y más capaz será de absorber todo aquello que le enseñes.
No lo dudes, trabajar con su empatía es hacerle un gran favor al adulto en el que va camino de convertirse.