Cómo reducir conductas inadecuadas

    Cómo reducir conductas inadecuadas © Depositphotos.com/Choreograph

    Cuando hablamos de educar a un niño, lo primero que se nos viene a la cabeza puede que sean las malas conductas que tiene y cómo hacer que las cambie.

    Aunque reforzar lo positivo es clave en su educación, corregir los malos comportamientos se convierte en necesidad, sobre todo en niños con problemas de conducta.

    Aprendamos unas cuantas técnicas para disminuir conductas inadecuadas.

    Cómo reducir conductas inadecuadas 

     La primera pieza de una buena educación infantil es potenciar las conductas positivas de los niños.

    Este paso inicial necesita de una buena capacidad para reforzar por parte de los padres, que han de saber recompensar los comportamientos positivos de sus hijos.

    No obstante, algo hay que hacer también ante las conductas negativas, pues se presentan en todos los niños, y, la mayoría de veces y erróneamente, son el centro de atención.

    Técnicas para disminuir conductas negativas

    No todo es de color de rosa. Seguramente tu hijo se comporte mal de vez en cuando y tú, como padre, quieras que cambie dichas conductas por otras más adecuadas.

    Cinco métodos para reducir conductas indeseadas o inadecuadas

    1.- Extinción. Éste es un concepto puramente psicológico. Se trata de eliminar el refuerzo que mantiene una conducta. Todas las conductas conllevan una consecuencia, normalmente positiva, que hace que se repitan.

    Por ejemplo, cuando un niño llora, busca la atención de sus padres. Si eliminamos el refuerzo (en este caso, la atención), es probable que la conducta no se repita en el futuro.

    2.- Tiempo fuera. Es una técnica muy utilizada en las escuelas: tras un mal comportamiento, se priva a la persona del refuerzo que obtiene. Se basa, por tanto, en el mismo principio que el anterior.

    Si, por ejemplo, un niño grita en clase o dice una tontería para que sus compañeros se rían, el profesor puede sacar al niño de la clase y dejarle en una habitación donde no reciba ese refuerzo.

    Se refiere a un tiempo fuera del alcance del refuerzo que motiva la conducta indeseada.

    3.- Coste de respuesta. Comúnmente podríamos catalogarlo como castigo, pero esta técnica tiene un matiz diferente. Se trata de eliminar un refuerzo que tiene el niño como consecuencia de una conducta inadecuada.

    El refuerzo eliminado siempre será distinto del que mantiene dicha conducta.

    Si, como en el caso anterior, hay un niño que grita mucho o dice tonterías porque su refuerzo es la atención de los demás y este refuerzo es complicado de eliminar, podemos decirle, por ejemplo, que le quitaremos tiempo de recreo (que al fin y al cabo es otro refuerzo).

    4.- Sobrecorrección de respuesta. Este método no es más que la repetición de la conducta del niño con el fin de que la haga correctamente.

    Por ejemplo, a los niños que piden las cosas llorando o con malas palabras podemos decirles que repitan la conducta de forma adecuada, y será cuando recibirán el premio que quieran.

    5.- Refuerzo de conductas incompatibles. La última técnica, y la más importante -pues debe realizarse junto a cualquiera de las demás-.

    De hecho, a menudo sólo con hacer esto cambiamos la conducta. Se trata de reforzar la conducta contraria a la que hace el niño.

    Si, por ejemplo, el niño llora y llora para que le prestes atención, no habrá que hacerle caso para no reforzar esa mala conducta. En cuanto deje de llorar, hay que prestarle la atención que desea para reforzar esa buena conducta de no llorar.

    Dentro de estos métodos no incluyo el castigo propiamente dicho. El coste de respuesta sería lo más cercano, pero no implica todas las connotaciones del castigo.

    El artículo ¿Es el castigo una buena técnica educativa? se centra más en este aspecto, explicando con detalle los puntos a favor y en contra del mismo.

    La importancia de hablar previamente con los niños

    Todas estas técnicas deben compartir algo en común: deben ser comunicadas con anterioridad. Es decir, el niño siempre tiene que saber cuál va a ser la consecuencia de su mala conducta, ya sea que no le van a hacer caso (extinción) o que le van a quitar un juguete (coste de respuesta).

    Ha de ser así no sólo por el aspecto moral, sino también por el aprendizaje que haga de las consecuencias que tienen sus actos.

    Es muy importante que se apliquen correctamente estas técnicas, porque de lo contrario corremos el riesgo de seguir reforzando conductas inadecuadas o excedernos en las consecuencias aplicadas.

    Por tanto, si tu hijo tiene problemas de conducta consulta con un psicólogo los mejores métodos para eliminar dichos comportamientos. 

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