Hazle un favor a tu hijo: no hagas los deberes con él

    Hazle un favor a tu hijo: no hagas los deberes con él Fotografía Manuel Bono http://www.bonofotografia.com

    Una gran cantidad de padres se sienta cada tarde con sus hijos a hacer los deberes para el día siguiente.

    Muchos de ellos se han convertido en una especie de entrenadores personales o coaches a tiempo completo, preparando codo a codo con sus hijos exámenes, trabajos y demás requerimientos académicos.

    Ayudar a los hijos a hacer los deberes o no, esa es la cuestión

    Podemos argumentar que el hecho de que un padre estudie o haga los deberes con su hijo no es malo a priori. De acuerdo: como en todos casos, la clave está en la dosis.

    “Es una batalla cada tarde hasta que se sienta a hacer los deberes, acaba con mi paciencia” cuenta María. “Si opto por no sentarme con él, viene detrás de mí insistiendo hasta que me pongo”, dice Alberto.

    Estas dos frases ilustran los principales efectos secundarios que aparecen una vez generado el hábito de hacer las tareas escolares con los hijos.

    Por un lado, la confianza que se tiene con los padres permite a los niños remolonear mientras a éstos se les va agotando la paciencia y la energía.

    Los niños suelen estar saturados tras ocho horas en el colegio, y a ninguno le apetece seguir haciendo más deberes en casa. Poniéndonos en su lugar, es como cuando los adultos hemos de seguir trabajando al llegar a nuestro hogar.

    En este sentido, pese a ser uno de los que más sobrecarga  de tareas a sus estudiantes, el sistema educativo español es curiosamente uno de los peores de Europa: anticuado e ineficaz, promueve el atragantamiento de conocimientos memorizados y su posterior vomitado en los exámenes.

    Y es que deberes y aprendizaje no tienen nada que ver. En nuestro país se satura y se agota a los niños. Pese a ello, no caigas tú también como padre en el pozo educativo español.

    La clave: desarrollar la autonomía

    La segunda frase pronunciada por Alberto demuestra que el hábito generado en los niños impide que éstos desarrollen la autonomía académica.

    Pese a la batalla diaria con los padres-profesores, los hijos terminan por sentirse incapaces de hacerlo por sí mismos.

    Así que padres de España: podéis responder dudas a vuestros hijos y ayudarlos en temas eventuales; faltaría más. Pero nunca os sentéis con ellos a hacer sus tareas.

    Existe algo mucho más útil: si veis que vuestros hijos tienen algún problema con quehaceres escolares que no son capaces de solucionar por ellos mismos, contratad durante unas semanas a un profesor particular.

    Éstos no sólo sirven a los niños que suspenden o tienen problemas escolares.

    Son profesionales independientes (no papá o mamá) que pueden ayudar al niño a aprender la técnica y la planificación necesaria para sacarse sus castañas del fuego.

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